El sector turístico clama por una solución urgente a la crisis en Aena
El sector turístico español, que veía cómo los problemas en Túnez y Egipto le permitían levantar el vuelo tras la erupción del volcán islandés y la espantada de los controladores en el 2010, teme que la huelga de 22 días anunciada por los sindicatos tradicionales de Aena sea definitivamente la puntilla del negocio. Todas las organizaciones y patronales turísticas, así como los Gobiernos regionales de las zonas que más se juegan en Semana Santa y Verano, han pedido «responsabilidad» a las partes enfrentadas y la «máxima urgencia» a la hora de resolver el conflicto.
Mientras tanto, y sin ofrecer demasiados detalles sobre sus planes, el ministro de Fomento, José Blanco, trata de tranquilizar a la sociedad asegurando que «con diálogo y determinación» se llegará a un acuerdo con la plantilla de Aena, que teme perder derechos en la privatización de la empresa. «Vamos a garantizar el empleo, vamos a garantizar los derechos de los trabajadores», señaló ayer Blanco en el Congreso de los Diputados
Mensajes que no terminan de consolar a las empresas turísticas, que aseguran estar «ya» perdiendo reservas. El anuncio de los paros, dicen, ya ha perjudicado la imagen de España y alterado la actividad de turoperadores extranjeros. Aena, mientras tanto, trata de encontrar una fórmula para trasladar las máximas garantías individuales de sus actuales trabajadores a los pliegos de las concesiones de los grandes aeropuertos, en los que ya trabaja. El problema es que el ente público está obligado a dejar un margen de maniobra a las empresas que se hagan con la gestión.
El Estatuto de los Trabajadores ya contempla que en las subrogaciones de personal, el empleado llega siempre con todos sus derechos individuales garantizados. En este caso la persona en cuestión dejaría de ser personal laboral de Aena para convertirse en asalariado de otra compañía privada con lo que eso comporta. Y eso es lo que no quieren los sindicatos.