Diario de León

La banca reinventa su negocio

La nueva generación de ejecutivos se enfrenta a los tipos bajos, a la reclasificación de créditos y al reto de mejorar su imagen ante la sociedad.

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m. j. alegre | madrid
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Más difícil todavía. En menos de una semana, la banca española ha visto movimientos que complican su ya alicaído negocio en el ámbito nacional. Se trata de cambios no por esperados menos inquietantes. Con el margen de tomar y prestar dinero ya bajo mínimos, van a tener que hacer frente a la rebaja del precio oficial del dinero que acaba de decidir el Banco Central Europeo (BCE). El Banco de España les ha impuesto la obligación de reevaluar y reclasificar sus créditos, y son conscientes de que deben regenerar su imagen ante la sociedad.

La bajada de tipos que el BCE acordó el jueves, hasta colocar el precio oficial del dinero en mínimos históricos del 0,5%, es un paso más en el desafío de generar ganancias del viejo oficio de tomar y prestar dinero. El margen de interés ya estaba muy deteriorado, y las entidades se ven obligadas a recortarlo a medida que se suceden las revisiones. Para los clientes es seguro que los préstamos hipotecarios ya concedidos a interés variable van a suponer una menor carga, al menos en el próximo año. Las entidades no tienen margen de maniobra para que bajen los diferenciales en los nuevos créditos. Y es seguro que los bancos aplicarán un nuevo recorte en la remuneración de los depósitos. Adiós a los ahorros seguros de alta retribución. Cobrar extratipos conlleva un riesgo que las entidades deben comunicar, y corresponde a los reguladores velar porque esa información llegue a todos los destinatarios.

Más trabas al crédito

Porque los inversores desconfían, el Banco de España ha aplicado otra vuelta de tuerca al sector. Ya no le satisfacen las fuertes provisiones realizadas por el inmobiliario y por los préstamos a sectores poco confiables. Antes del 30 de septiembre, todos y cada uno de los créditos concedidos a clientes han de ser reconsiderados según los nuevos criterios.

La otra asignatura pendiente de la banca es la difícil mejora de la imagen. Se trata de un sector cada vez peor visto por la sociedad al coincidir el rescate bancario vía dinero público con los desahucios de familias vulnerables. El desfile por los tribunales de antiguos dirigentes de cajas de ahorros, a los que se pide cuentas porque se han ido de entidades quebradas llevándose indemnizaciones multimillonarias añade presión a la caldera del rechazo.

¿Qué consecuencias se derivan de los mayores requerimientos que acaba de imponer del regulador? La medida supone otra vuelta de tuerca en los saneamientos. La tasa de morosidad sobre créditos llegó al 10,45% en febrero, aunque fuentes del sector la elevan al 12% si se hubieran incluido los traspasos al banco malo. Este indicador puede experimentar un notable repunte a medio plazo no solo por el empeoramiento de la economía, sino por la revisión que debe hacerse de inmediato, y por el control que se llevará cabo cada seis meses. Hasta ahora, los créditos concedidos por los bancos se catalogaban en normales (al corriente de pago), subestandar (con abonos al día, pero en sectores problemáticos) y morosos. Un préstamo se consideraba moroso cuando el prestatario dejaba de pagar tres plazos consecutivos. A veces, la entidad se adelanta a esa situación ofreciendo al cliente el alargamiento del plazo para reintegrar la deuda, y un periodo de carencia en el que solo pagar intereses, De ahí procede la desconfianza en torno a las refinanciaciones.

Créditos subestándar

Los créditos subestandar son los que están al corriente de pago pero bajo sospecha. El resto son los cumplidores. Lo que el Banco de España exige ahora a las entidades es poner todas las operaciones bajo el foco, y revisarlas cada seis meses. Solo serán considerados normales los créditos «con alta probabilidad» de ser recuperados. Habrá que considerar morosos a todos los que disfrutan de carencias de 30 meses en adelante. Son, en su mayoría, préstamos refinanciados: los deudores solo pagan los intereses y demoran el reintegro del principal, que en muchos casos se revela incobrable. La relación de subestandar va a engordar con los préstamos a particulares que tengan comprometida una parte sustancial de sus ingresos o no dispongan de avalistas de solvencia o garantías eficaces. Reclasificar los créditos supone aumentar las provisiones y menguar los futuros resultados bancarios.

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