Bruselas advierte de los «altos riesgos» que la excesiva deuda genera en España

Los caprichos del calendario comunitario están metiendo una enorme presión al proceso de investidura del futuro Gobierno de España, muy condicionado por la frágil situación macroeconómica de la cuarta potencia de la Eurozona, como se constata informe tras informe. El último en publicarse, ayer, analiza la sostenibilidad fiscal en la UE a través de un prolijo estudio de 348 páginas que se difunde cada tres años. En el capítulo de España, advierte de los «riesgos» que existen a medio plazo por los altos niveles de deuda acumulados durante la Gran Recesión. «Representan una fuente de vulnerabilidad para su economía», concluyen unos expertos que aseguran que en un escenario de diferentes shocks macroeconómicos, existe «un 40% de posibilidades» de que el pasivo acumulado en 2020 sea incluso superior al de 2015, cifrado en el 101% del PIB, «lo que implicaría altos riesgos dado el ya significativo nivel de partida». Y es que España debe ahora más de un billón de euros.

Aunque la pesadilla bruselense del país se llama déficit (diferencia entre lo que ingresas y lo que gastas al año), el otro gran capítulo que le trae de cabeza y que consagra el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) es el endeudamiento público. Si el déficit debe estar por debajo del 3% del PIB, la deuda, por debajo del 60%. Qué lejos queda ese 2007 en el que, al calor del ladrillo, España tenía un superávit del 2% y un pasivo del 37%. Nada que ver con el cierre de 2015, que según Bruselas deparará un déficit del 4,7% (47.000 millones de gasto más de lo que se ingresó) y una deuda del 100,8% del PIB (ésta se incrementará en 2016, hasta el 101,3). Madrid, en su programa de Estabilidad remitido a Bruselas el pasado abril, cifra la deuda en el 98% tanto en 2015 como en 2016, mientras asegura que sí cumplirá con el déficit del 4,2% este año y del 2,8% el próximo.