Diario de León

La economía española mantiene la solidez pese a la inestabilidad política

El FMI vuelve a situar a España como el país que más crece entre las grandes economías avanzadas

Christine lagarde, la directora del Fondo Monetario Internacional, en una comparecencia este mes de abril.

Christine lagarde, la directora del Fondo Monetario Internacional, en una comparecencia este mes de abril.

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Ricardo Mir de Francia / Washington
León

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El Fondo Monetario Internacional ha vuelto a situar a España como el país que más crece entre las economías avanzadas. La tensión en la calle está desbordada. La fractura social y política es cada día más palpable y, en solo unas horas, el Parlament podría declarar la independencia unilateral de Catalunya, un escenario de consecuencias imprevisibles. De momento, sin embargo, nada de eso parece haber afectado al rumbo de la economía española. 

Para este año se espera un crecimiento del 3,1% del PIB, solo una décima por debajo del registrado en el 2016. De cara al 2018, se prevé una desaceleración para acabar el año con una expansión del 2,5%, lo que dejaría atrás un período notable de tres años consecutivos en los que España creció por encima del 3%.

En estos momentos, ese parece ser el mejor de los mundos posibles porque como ya advirtió la semana pasada el FMI en su informe anual sobre España "las tensiones prolongadas y la incertidumbre relacionada con Catalunya podrían hacer mella en la confianza y las decisiones de los inversores". De momento, sus analistas no han querido calcular los potenciales costes de la inestabilidad política, pero es previsible que el asunto se aborde con más profundidad durante la Asamblea de Otoño que el organismo multinacional celebra esta semana en Washington.  

El optimismo ha vuelto a sus despachos, después de varios años marcados por las dudas. "La recuperación global continúa y lo hace a un ritmo más rápido", asegura su economista jefe, Maurice Obstfeld. "El cuadro es muy distinto al del año pasado, cuando la economía mundial se enfrentó a un crecimiento vacilante y a las turbulencias en los mercados financieros".

La sincronía es la palabra del momento. Europa, China, Japón y Estados Unidos vuelven a crecer al unísono y a unos niveles que, salvo en el caso nipón, superan el 2%. A la mejoría generalizada están contribuyendo las buenas condiciones financieras en todo el mundo, que el Fondo describe como "boyantes", y la estabilidad de las bolsas, que están capeando sin demasiados sobresaltos el proceso de normalización monetaria emprendido por la Reserva Federal. 

El empuje de las economías avanzadas ha llevado al FMI a mejorar una décima sus previsiones sobre el crecimiento global, que sitúa este año en el 3,6%, un salto significativo respecto al 3,2% de 2016, la cifra más baja desde el final de la Gran Recesión. En pleno ciclo alcista, el organismo recomienda que se aproveche el viento de cara para acometer las reformas incompletas.

En España, pasan fundamentalmente por mejorar la productividad, todavía por debajo de la media de la eurozona, y por mantener la consolidación fiscal para reducir el déficit y la deuda tras la ligera relajación de los últimos años. Eso piensan al menos sus analistas. "Sobre todo, hay espacio para actuar en el ámbito de los ingresos, incluyendo una reducción gradual en el número de productos y servicios tipificados con el IVA reducido, la reducción de las ineficiencias en el sistema tributario y el aumento de los impuestos medioambientales", decía el informe anual dedicado a la economía española.

En términos globales, el Fondo advierte de que no es momento para la complacencia. "El crecimiento sigue siendo débil en muchos países y la inflación está por debajo de los objetivos en muchas economías avanzadas", sostiene su Informe sobre Perspectivas Mundiales. "A medio plazo los riesgos se inclinan todavía a la baja". En los países ricos, los salarios han crecido demasiado poco y "la desigualdad económica ha contribuido a alimentar el desencanto político y el escepticismo hacia los beneficios de la globalización", dice el informe, que también alerta sobre los costes para la productividad del progresivo envejecimiento de la población.

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