UGT cree que reducir la jornada por ley allanará la negociación de las 32 horas
El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha considerado que la reducción de la jornada laboral máxima establecida por ley allanará el camino para que los sindicatos puedan situar en la mesa de negociación de los convenios colectivos la jornada de 32 horas semanales. Durante la clausura de una jornada organizada por el sindicato, Álvarez ha considerado fundamental que España lleve a cabo un cambio legislativo, bajando la jornada laboral máxima de las 40 horas semanales en las que se situó hace 40 años. «Pedimos una reducción de jornada general. Si no, será difícil situar las 32 horas en el ámbito sectorial o empresarial», ha dicho el líder de UGT, quien ha puesto en valor las experiencias piloto de semanas laborales de cuatro días puestas en marcha tanto dentro como fuera de España.
En este sentido, ha valorado el acuerdo alcanzado entre PSOE y Sumar para fijar en las 37,5 horas la jornada laboral en 2025, porque «nos abre una puerta, nos da un paso hacia delante muy importante», ya que la media pactada en los convenios colectivos está en 38,1 horas, pero los trabajadores que no están amparados tienen las 40 horas semanales.
Asimismo, ha recordado que la reducción de la jornada laboral afectará de manera más intensa a los trabajadores de sectores como la hostelería, el comercio, la seguridad privada y la agricultura. «Hoy tenemos menos tiempo libre que en 1984», ha asegurado Álvarez, ya que ahora los trabajadores tienen que dedicar tiempo a la formación permanente a lo largo de toda la vida y sólo pueden hacerlo fuera de su jornada de trabajo.
Álvarez ha sido cuestionado por la declaración de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, acerca de la intención del Gobierno de subir el SMI para 2024 de manera acorde a la inflación media interanual de noviembre que, según sus cálculos, se situará entre el 3,7 y 3,8 %.
En este sentido, el secretario general de UGT ha señalado que se debe tener en cuenta que un trabajador que cobra el salario mínimo se ve muy afectado por la inflación de los alimentos -mucho más elevada-, que es la que le provoca «una merma del poder adquisitivo».