Trump golpea la economía de su propio país
La guerra comercial del presidente empaña las expectativas de crecimiento de USA. La imprevisibilidad del líder republicano aboca a los mercados a una volatilidad permanente. Tras 50 días al mando del país, la economía comienza a dar las primeras señales de frenazo y a cuestionar las agresivas medidas de Trump

Elon Musk sale con Trump de la Oficina Oval de la Casa Blanca con antes de partir con el presidente hacia Florida.
Hay una costumbre muy española de dar 100 días de gracia a los gobernantes antes de comenzar a cuestionar sus decisiones. Sin embargo, Donald Trump ha sido tan agresivo en su política económica en tan poco tiempo que las consecuencias (malas) empiezan a ser evidentes y comienza a producirse una colisión entre sus expectativas de despegue económico y la realidad. En los 50 días que lleva en el cargo, el magnate ha firmado más de 60 órdenes ejecutivas, el triple de las que ratificó Joe Biden en sus primeros 100. Muchas de estas 60 medidas son sobre inmigración, pero una buena parte sobre aranceles que están impactando de lleno en la economía de EE UU.
Trump heredó una economía creciendo en torno al 3% y los primeros indicadores apuntan a que su actividad no solo se está ralentizando, sino que podría estar entrando en terreno negativo. Uno de los indicadores que mejor evidencia el giro sobre las previsiones económicas en EE UU es el GDPNow, un índice de la Reserva Federal de Atlanta muy seguido por el mercado. Pues bien, en menos de un mes, las estimaciones han dado un vuelco: si a mediados de febrero apuntaba a un crecimiento del 2,3% en el primer trimestre, ahora señala una contracción del 2,8%. El buen tirón económico de 2023 y 2024 logrará que, pese a la política arancelaria impuesta por Donald Trump —que dará lugar a un recorte del consumo de los hogares y las empresas-, la economía estadounidense cierre el año alrededor del 2,7%, según los cálculos más recientes de Esade hechos públicos esta semana. Todo a causa de que en sus primeros 50 días Trump ha puesto patas arriba el escenario comercial internacional.
FRENAZO EN SECO
Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano Partners, explica que la economía de la primera potencia mundial «se está frenando claramente». El experto asegura que, aunque los datos «tan negativos» de enero no se pueden extrapolar al conjunto del año, «el ruido de fondo es claro: la economía crece mucho menos que hace dos meses». A su juicio, el mandatario no había valorado en su justa medida cómo, por un lado, el deterioro de las relaciones comerciales y, por otro, de la calidad institucional podía influir en el crecimiento económico de su país. «Muchas veces en política se prima el corto plazo, cuando los efectos económicos del deterioro institucional son de medio plazo. Y Trump claramente no lo ha valorado», precisa.
«Hay multinacionales estadounidenses que se habían beneficiado mucho de un mundo basado en reglas comerciales y economías muy abiertas que ahora se verán muy perjudicadas por Trump", asegura Josep Comajuncosa, profesor de Economía de Esade, que explica que la subida de la inflación frenará la posibilidad que tenía la Reserva Federal de EE UU (Fed) de bajar los tipos de interés los tres cuartos de punto que hace unas semanas descontaban los mercados.
De confirmarse las previsiones de GDPNow, el quebradero de cabeza sería mayúsculo para la Fed, que hasta ahora ha resistido la fuerte presión de Trump para bajar los tipos de interés con el fin de estimular la economía.
El organismo presidido por Jerome Powell ha preferido pausar el ciclo de recortes, apoyando su decisión en la resistencia del mercado laboral y ante la amenaza inflacionista que suponen medidas como los propios aranceles y, sobre todo, las esperadas rebajas de impuestos en el país. De hecho, aunque Trump aún no haya anunciado cuándo entran en vigor las rebajas de impuestos anunciadas en campaña, el economista Ignacio de la Torre da por hecho que las mantendrá, «lo que dejará a EE UU en una situación fiscal endeble».
Si los peores augurios se cumplen, la Fed se encontraría con un complejo escenario de recesión e inflación elevada a la vez, algo muy difícil de gestionar solo con los tipos de interés. «Curiosamente, el principal temor en EE UU, derivado del incremento de inflación y, con ello, de una estabilización o incluso subida de tipos, ha perdido algo de fuelle estas semanas", apunta Pedro del Pozo, director de inversiones de Mutualidad.
Caídas estrepitosas que dan paso a fulgurantes recuperaciones. Y vuelta a perder para volver a ganar. La resistencia que las bolsas, especialmente las europeas, habían mostrado frente a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se ha visto truncada estos días, poniendo en evidencia que lo imprevisible de sus movimientos obliga a no dar nada por sentado y anticipar que la volatilidad, lejos de amainar, será un compañero de mercado casi permanente. Y tendrán que acostumbrarse.
Musk se estrella con Tesla
Grandes empresas estadounidenses se están viendo ya muy perjudicadas por las decisiones de Donald Trump. Y curisosamente es el caso de Tesla, el gigante de los vehículos autónomos propiedad de Elon Musk, mano derecha del nuevo presidente y jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge), encargado de despidos masivos en la administración. La compañía ha perdido un 26% de valor en Bolsa en lo que va de año, mientras que el sector del automóvil europeo vive un momento dulce (con subidas bursátiles de casi el 7%) tras dos años complicados motivado por el anuncio la semana pasada de Bruselas de flexibilizar la exigente normativa medioambiental (Cafe).
«Los precios siguen estables, pero aún no se ha dado el pistoletazo de salida a las grandes rebajas fiscales que estimularán la demanda y, como los aranceles, son esencialmente inflacionistas», dicen los analistas económicos. Con este escenario, el equilibrio entre retomar las bajadas de tipos o seguir manteniéndolos en el nivel actual se torna más difícil que nunca. Para hacerse una idea, a mediados de enero el consenso descontaba solo una bajada en la tasa de referencia en 2025. E incluso algunas voces auguraban a alguna subida. Solo unas semanas después, y con el temor a la desaceleración, el mercado apunta ya a tres recortes a lo largo del año. La parte positiva es que esa situación estrecharía la brecha con el Banco Central Europeo.