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Propietarios de dos velocidades

Los inmigrantes que llegan a España tardan siete años en comprar una casa y viven hacinados mientras que los turistas lo hacen la segunda vez que visitan el país

Un hombre abre el balcón de su casa recién estrenada

Un hombre abre el balcón de su casa recién estrenada

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j.a.b. | madrid
León

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Los extranjeros tardan entre uno y siete años en comprar una vivienda en España, en función de sus recursos económicos. Así se desprende del último informe sobre la evolución del sector inmobiliario realizado por la firma Analista Financieros Internacionales (AFI) para la patronal de promotores y constructores de casas. Los cálculos de los expertos reflejan que a finales del 2011 se superarán los 18,2 millones de hogares (viviendas ocupadas) , que darán cabida a una población de 43,3 millones de habitantes, de los que 3,25 millones serán inmigrantes, estimaciones que están basadas en una recepción neta de algo más de 150.000 emigrantes al año hasta finalizar la presente década. La llegada de inmigrantes ha hecho que la población española haya crecido más de un 5% entre 1991 y 2001. Seis de cada diez de esos nuevos habitantes eran extranjeros, cuyo número ascendía a finales del año pasado a casi dos millones de personas, lo que supone un 4,7% de la población total. Según el pronóstico de los citados expertos inmobiliarios, que toman como base los últimos datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), 180.000 inmigrantes llegarán a la península cada año en lo que resta de década, a los que habrá que añadir el retorno de 20.000 españoles residentes en el extranjero. Gracias a estos dos colectivos habrá 52.000 hogares nuevos cada año (45.000 de ellos correspondientes sólo a los extranjeros), que habrá que sumar a los 190.500 que serán encabezados por los residentes españoles ya existentes. En total, según el informe de Analistas Financieros, se habrán creado 952.500 hogares entre 2003 y 2008. Sin embargo, algunas entidades financieras como el Banco Santander Central Hispano manejan unas previsiones aun más optimistas, pues sus servicios técnicos creen que la demanda de vivienda anual por parte de los inmigrantes será de 170.000 unidades. Hacinamiento El estudio realizado por AFI explica como los inmigrantes se incorporan a una vivienda provisional, «en general de mala calidad y en condiciones de hacinamiento, ya que lo prioritario en este período es resolver los trámites legales iniciales, no gastar el escaso capital que se trae y conseguir empleo». Asimismo, cuentan con la dificultad añadida de no conocer el mercado inmobiliario local ni sus precios. Para los analistas, esta es la razón de que en una ciudad grande como Madrid el 11% de los hogares formados sólo por extranjeros estuvieran ocupados por ocho o más personas, una cifra que ha registrado un «fuerte incremento» en los últimos años. Sin embargo, en la mayor parte de los casos según van regularizando su situación los inmigrantes se van «adecuando» al sistema inmobiliario español, de forma que buscan ya un lugar de residencia de mejores condiciones en el cual reagrupar el núcleo familiar con la llegada de los miembros que se habían quedado en el país de origen, o bien crear un nuevo hogar. Este proceso, según los expertos, puede durar de uno a siete años en función de factores económicos que afectan también al resto de población, como la renta, el empleo, los tipos de interés, etcétera. No obstante, una parte del colectivo inmigrante no alcanza la residencia en ese tiempo por la falta de recursos económicos, porque regresa a su país o porque viaja a otro país europeo. Segunda residencia En cuanto a la segunda residencia, los expertos consideran que los extranjeros tardan menos de dos años en adquirir una vivienda en España una vez que visitan el país por primera vez. De hecho, según los datos que maneja el Ministerio de Economía, tres de cada cuatro turistas que pisa suelo español repiten por cuarta vez o más, a partir de la cual optan por alquilar una casa o comprarla -un porcentaje pequeño también recurre a alojarse en residencias de amigos-, con la consiguiente merma de negocio progresiva para los establecimientos hoteleros. El número de viviendas no principales, en su mayoría propiedad de personas de entre 35 y 50 años, representaba un 36% del total a finales del año pasado, frente al 31% que concentraban a principios de los noventa. En este sector, la presencia de turistas extranjeros se ha doblado entre 1997 y 2002, al pasar de 5 a 10 millones, que se alojan en viviendas de su propiedad -un 14% más de personas optaron por esta medida durante el último año- o de familiares, a los que habría que unir otros 4,9 millones que se instalan en casas de alquiler cada vez que visitan el país. Según los expertos, el stock de viviendas que componen la demanda turística por parte de extranjeros alcanza ya 1,63 millones de unidades, de los cuales el 35% está en manos de los ingleses y un 25% de los alemanes. Esto ha hecho que el número de residentes alemanes, británicos y franceses en España haya crecido hasta 220.000, la mayor parte de ellos en municipios turísticos. Los europeos se concentran en el litoral mediterráneo, un 85% de ellos su residencia en Andalucía, Baleares, Canarias, Cataluña, Murcia y Valencia.

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