Diario de León

Annan: «No hay nada que amenace tanto el sistema comercial del que tanto disfrutan ustedes»

Davos avisa de que la pobreza y el terrorismo frenan el crecimiento

El Foro Económico Mundial deja patente la fascinación de Occidente por China

Un trabajador limpia un espejo en el lugar donde se celebra el foro

Un trabajador limpia un espejo en el lugar donde se celebra el foro

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efe | davos (suiza)

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El terrorismo continuará vivo y la economía mundial no podrá reactivarse de manera sostenida si no se resuelve el problema subyacente de la pobreza. Ése fue el mensaje del Foro Económico Mundial de Davos que concluyó ayer deslucido por varias e importantes anulaciones de última hora. Este año, un inédito número de participantes anuló a última hora su viaje a la estación de esquí suiza. La más notable fue la del administrador civil de Estados Unidos en Irak, Paul Bremer, que renunció a acudir para hablar de la reconstrucción del aún ocupado país árabe. Deslucido a nivel político, Davos volvió a sus orígenes y dio prioridad a los debates económicos. El foro concluyó con optimismo respecto a la recuperación de la economía mundial y una fascinación compartida por las mil maravillas que se contaron de China. Los expertos, como Jacob Frenkel, presidente de Merrill Lynch International, se congratularon por la recuperación de la economía estadounidense, que tendrá consecuencias positivas para el resto del mundo. No obstante, algunos economistas advirtieron del peligro que los «desequilibrios extremos» de Estados Unidos, como el elevado endeudamiento y el débil ahorro de los hogares, representan para la recuperación iniciada en el último semestre de 2003. Pero, sin lugar a dudas, la gran estrella de Davos fue China. Los participantes hablaron sin cesar de este nuevo Eldorado y de las enormes ventajas que, según ellos, supone invertir en el gigante asiático. «El beneficio que uno puede realizar en China es más elevado que el que se puede lograr en Japón, y mucho más acelerado que el que se puede conseguir en Europa», declaró el presidente del grupo japonés Nissan, el brasileño Carlos Ghosn, en uno de los numerosos debates dedicados al gigante asiático. «Es el mejor momento para invertir en China y no únicamente por la tasas de cambio», insistió Ulrich Schumache, patrón del grupo alemán Infineon. Hasta el secretario estadounidense de Comercio, Donald Evans, no logró disimular su entusiasmo. «Creo que China va en la dirección correcta y que está en buenas manos», subrayó. En medio del optimismo económico, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, recordó a los cerca de 2.000 participantes que el hambre y la pobreza siguen siendo uno de los mayores problemas del planeta. «No existe otro problema que amenace tanto el sistema comercial internacional del que tanto disfrutan ustedes», advirtió. Dirigentes de países en desarrollo y responsables de agencias humanitarias se ocuparon de recordar a políticos occidentales, multimillonarios y directivos de multinacionales que combatir la pobreza es una manera también de luchar contra los odios y los extremismos, así como de lograr un crecimiento económico a largo plazo.

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