Diario de León

Descarta otra operación como la de Sacyr porque «en España no hay dinero suficiente»

González obtiene el respaldo para continuar al frente del BBVA Otros cinco años más

El presidente del banco afirma que el «BBVA ni tiene ni necesita un núcleo duro»

Francisco González durante su intervención ante los accionistas del BBVA

Francisco González durante su intervención ante los accionistas del BBVA

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Mª C. González - enviada especial | bilbao
León

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«El BBVA ni tiene ni necesita un núcleo duro en su accionariado». Así logró Francisco González, presidente del banco, arrancar el primer aplauso de la junta de accionistas y la primera muestra pública de apoyo tras unos meses convulsos en el seno de la entidad, como consecuencia del intento de Sacyr de tomar el control del banco y las pesquisas de la CNMV sobre la venta de FG Valores. González, que ayer fue reelegido presidente de la entidad por otros cinco años, afirmó que el actual modelo de gobierno del banco «defiende los intereses del 100% de los accionistas y no de una mi-noría», gracias a un consejo independiente, a unas normas severas sobre los conflictos de interés y a una base accionarial diversificada que garantiza la estabilidad. «Así se gobiernan las instituciones de referencia del siglo XXI, las que juegan en la gran liga de las entidades financieras», insistió en el Palacio de Euskalduna. Pero González no mencionó los casos Sacyr ni FG Valores claramente. Hubo una alusión al cierre de su intervención, cuando abandonó el atril y se acercó al auditorio. Reconoció que no había querido referirse «a ciertos acontecimientos recientes porque son un tema superado. Y porque su tiempo -el de los accionistas- está mejor empleado en mirar hacia adelante, hacia el siglo XXI». Eso sí, agradeció de todo corazón «el apoyo recibido, porque ustedes se han volcado y, sobre todo, por la firmeza demostrada». No hay dinero suficiente para comprar el banco Al término de la junta, y en res-puesta a una pregunta de uno de los accionistas, González volvió a referirse al intento de Sacyr y descartó operaciones similares en el futuro: «Ni las compañías que nos han atacado en España ni otras tienen ni suficiente proyecto ni dinero para pagarlo [el BBVA]». Antes de llegar a este punto, González había anunciado el lanzamiento del Plan Estratégico de Innovación para el 2005. El banco considera que en un entorno globalizado y en plena revolución tecnológica, la innovación es «el único camino para sostener el crecimiento y el liderazgo». Y es que, a su juicio, este plan les permitirá ofrecer productos mejor adaptados a la demanda, disponer de mayor capacidad de reacción, así como mejorar la atención y el servicio al cliente. El otro gran objetivo del 2005 es mantener un crecimiento rentable. En el segmento minorista en España y Portugal, la entidad prevé una expansión de la red en zonas de reciente urbanización. En cuanto a los objetivos en el plano internacional, el banco considera que el 2005 es el año clave para el desarrollo de su negocio en EE. UU. y México. El BBVA también reacciona ante el tirón de los países asiáticos. Por ello, prevé abrir una oficina operativa en Shangai y reforzar su presencia en Tokio. Resultados históricos González añadió que el banco estará atento a cualquier posiblidad de crecimiento no orgánico, es decir, a cualquier compra. Y es que, en opinión del presidente del BBVA, el sector está todavía muy atomizado y el futuro lo determinarán un grupo reducido de entidades. La intervención más árida de la junta correspondió a José Ignacio Goirigolzarri, el consejero delegado. Repasó los resultados del 2004, que no sólo son «los mejores de su historia», con 2.802 millones de euros, sino que tienen una gran «calidad como demuestra la favorable evolución del margen de explotación» y el reforzamiento de la eficiencia (44,9%) y la rentabilidad (20%). González, que vio aprobada por cinco años más su pertenencia al órgano de gobierno de la entidad, aseguró a los 170.000 accionistas que va a seguir apostando porque los gestores sigan »velando por todos, sin intereses particulares de ningún tipo. A los presentes, pequeños accionistas que recibieron con aplausos todas sus intervenciones referentes al fracaso de Sacyr, les indicó que el reparto de capital que representan supone «la mejor garantía de estabilidad a que podemos aspirar». González añadió que si otra entidad quisiera hacerse con el BBVA tendría que pagar su valor más un 30 o 40% en primas, lo que alcanzaría una cifra superior a los 60.000 millones de euros, cantidad que no podría asumir la entidad compradora sin provocar una «devastadora reacción del mercado». González aprovechó la ocasión para pronosticar que el 2005 también será «muy positivo» para el BBVA, y vaticinó que las ganancias también crecerán este año en un porcentaje de dos dígitos. Su objetivo, según explicó, es convertir al banco en una «entidad global», máxime cuando el mercado financiero internacional está experimentando un proceso de concentraciones que culminará en que un pequeño grupo de bancos marquen «el rumbo de la industria».

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