Diario de León

Una marea roja, maloliente y tóxica inunda varios pueblos en Hungría

El Gobierno ha declarado el estado de emergencia y cuatro personas han muerto

Vista aérea de las calles de la localidad húngara de Devecser, cubiertas por lodo rojo.

Vista aérea de las calles de la localidad húngara de Devecser, cubiertas por lodo rojo.

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marcelo nagy | kolontar
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Bomberos y equipos de limpieza con palas excavadoras limpiaban ayer una amplia zona en Hungría afectada por un vertido de residuos tóxicos, que ha causado desde el lunes cuatro muertos y más de un centenar de heridos.

Estos residuos, que contienen elevadas cantidades de silicio, hierro y otros metales pesados, inundaron una región de unos 40 kilómetros cuadrados en los alrededores de la población de Ajka, a unos 160 kilómetros al oeste de Budapest, tras romperse el dique de una represa donde estaba contenidos los desechos.

El fuerte olor que despedía el vertido causaba irritación de los ojos y la nariz, y se extendía ayer por la aldea de Kolontar, la más cercana a la represa de «barro rojo», que ha sido declarada área de emergencia por las autoridades húngaras.

Las pocas calles de este pequeño poblado de 900 habitantes, situado a unos 160 kilómetros de Budapest, estaban cubiertas hasta la altura de las rodillas de este barro de intenso color ladrillo, que se esparció por zona urbana Los residuos tóxicos son generados por la producción de aluminio y pertenecen a la empresa local Mal.

Cuatro personas han muerto y más de un centenar han resultado heridas, algunas de gravedad, a consecuencia de lo que en Hungría se considera la mayor catástrofe medioambiental de su historia.

Lajos, un campesino de unos 60 años, declaró que «el barro llegó muy de repente, sin que nadie nos pudiera avisar antes». «Sólo tuvimos tiempo para subir al primer piso de nuestra casa, pero todas mis gallinas y otros animales domésticos fueron arrastrados por el barro y han muerto», cuenta visiblemente aliviado de haber al menos salvado su propia vida.

«Pero debido a la contaminación, no sé es si voy a poder sembrar este año», agrega delante de su casa, que se encuentra en una zona rodeada de tierras de cultivo.

Los daños causados por el vertido, de cuyo peligro ya habían advertido varias oenegés ecologistas, son cuantiosos y visibles en Kolontar, donde decenas de casas han sido contaminadas por el lodo, que ha destruido gran parte de las plantas bajas y los sótanos de las viviendas.

La zona afectada es de unos 40 kilómetros cuadrados, está próxima al gran lago Balaton

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