Diario de León

La crisis enfría las bodas de plata de la entrada de España en la Unión Europea

Cumple 25 años como socio, una de las etapas de mayor expansión de su historia

Vista general del Parlamento Europeo prácticamente vacío en Bruselas.

Vista general del Parlamento Europeo prácticamente vacío en Bruselas.

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maría josé alegre | madrid
León

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Se cumplen 25 años de pertenencia de España a la Unión Europea, y aunque la dureza de la crisis ha enfriado considerablemente los entusiasmos y puesto en evidencia las consecuencias del grave error de construir una potente zona económica sobre endebles mimbres políticos, sería injusto negar que la integración en Europa ha permitido a España disfrutar de uno de los mayores periodos de expansión de su historia y llevar a cabo un exitoso proceso de modernización.

La adhesión se solicitó en 1977, poco después de las primeras elecciones democráticas posfranquistas. Europa se lo tomó con calma. España era un país relativamente grande, y se quería evitar una adhesión -˜a la griega-™, país que realizó una transición rápida, tras la que afloraron abundantes incumplimientos.

España, por su parte, se volcó en las negociaciones creando primero un ministerio específico, que después pasó a ser una secretaría de Estado para las relaciones con las Comunidades, fuertemente especializada, que aglutinó a expertos en los diversos campos.

Once altos cargos integraron a partir de 1983 un equipo con amplia autonomía para preparar las negociaciones. Y pese a que la recta final del proceso coincidió con el durísimo ajuste de la reconversión (siderúrgica, naval, bienes de equipo y otras), se logró una apertura industrial que todavía hoy se considera modélica.

La adhesión fue un éxito inmediato: si en los cinco años anteriores a la entrada en la CEE el PIB español había crecido a una tasa media del 1,8% (frente al 2,1% comunitario), entre 1986 y 1990, la expansión media del PIB español fue del 4,8%, casi dos puntos superior al 2,9% que registró la media de los socios europeos. En ese mismo periodo, el comercio total España-UE se multiplicó por dos.

1397124194 Líderes europeístas . España consiguió, además, grandes ayudas a través de los fondos estructurales, primero, y de los de cohesión, más tarde. En total, y hasta la fecha, superan los 100.000 millones de euros. La buena administración de tan ingentes recursos permitió, no solo sustanciales avances en infraestructuras, sino también ir ganando posiciones entre las economías más importantes de la región. Se dio la circunstancia favorable, además, de que en la recta final de los ochenta y primeros años noventa coincidieron en el Consejo Europeo líderes de gran convicción europeísta -”el alemán Helmut Kohl, el francés François Mitterrand, el español Felipe González-” que, en estrecha colaboración con el presidente de la Comisión, Jacques Delors, se embarcaron en la aventura de la creación de una zona económica común, de la que el Reino Unido se automarginó de partida.

González se ganó a Alemania. González se ganó el eterno agradecimiento del canciller Kohl al ser el primero de los dirigentes en felicitarle con ocasión de la reunificación germana, frente a las reticencias francesas. El presidente del Gobierno español vio despejado el camino a la prolongación de los fondos de cohesión, sin importarle que, en clave de política nacional, su rival el dirigente popular José María Aznar le acusara de pedigüeño.

España no podía quedar ausente del gran proyecto europeo, e incluso aportó su colaboración al grupo de -˜sabios-™ que preparó el terreno para la Unión Monetaria. En paralelo, hizo esfuerzos considerables, y devino alumno aventajado en el cumplimiento de los llamados criterios de convergencia o requisitos de Maastricht, para la integración en el euro.

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