La Junta Militar pone fin al estado de emergencia en Egipto tras 30 años
El país cumple un año de la Revolución con la sensación de no haber logrado su objetivo.

Una imagen de archivo de la revolución egipcia que comenzó el 25 de enero del 2011.
La Junta Militar egipcia levanta hoy la Ley de Emergencia, vigente en el país desde hace más de tres décadas, aunque se guarda una carta al dejar una puerta abierta para su aplicación en casos de lo que llama «matonismo».
El golpe de efecto del mariscal Husein Tantaui, jefe de la cúpula castrense, llegó el díaantes de que se celebre el aniversario de la Revolución del 25 de Enero, que acabó con treinta años de presidencia de Hosni Mubarak. Al margen de los fastos oficiales preparados por las Fuerzas Armadas para hoy, los revolucionarios de la plaza Tahrir han convocado manifestaciones en todo el país para exigir a los militares que abandonen ya el poder.
La maniobra de Tantaui, que según algunos analistas pretende desactivar las protestas al plegarse una de las principales demandas de los jóvenes, siembra la incógnita sobre cuál será la interpretación que el Ejército pueda hacer del término baltagha (matonismo), con el que justificó las posibles excepciones. «He tomado la decisión de poner fin al estado de emergencia en toda la República, menos para hacer frente a los casos de matonismo, y esta decisión se aplicará a partir de hoy», proclamó Tantaui ante las cámaras de la televisión estatal.
Sentimientos encontrados. Hoy se cumpla el primer aniversario de la Revolución del 25 de Enero y Egipto se debate entre aquellos que quieren celebrar sus logros y los que salen a la plaza cairota de Tahrir al considerar que no se han cumplido las demandas del pueblo.
El portavoz del Movimiento de Jóvenes del 6 de Abril Mahmud Afifi será uno de los muchos egipcios descontentos con la deriva de la transición, gestionada por la Junta Militar, que hoy acudirá a la emblemática plaza del centro de El Cairo. «Nadie va a celebrar nada, toda la gente va a salir a continuar la revolución», aseguró Afifi, miembro de uno de los grupos instigadores de las protestas que acabaron con treinta años de régimen de Hosni Mubarak en febrero.
Afifi explicó que «los egipcios saldrán para continuar con la revolución y conseguir que se cumplan sus demandas. La reivindicación principal es el traspaso del poder de la Junta Militar para poder concentrarnos en el futuro». Los jóvenes tenían grandes expectativas de que la revolución cambiara las vidas de los ciudadanos, donde los militares han pasado de ser vistos por ellos como héroes nacionales a ser los villanos. A ello ha contribuido la represión militar de los disturbios de los últimos meses y los juicios castrenses a civiles.
Tampoco ayuda una población empobrecida; el descenso del turismo, una de las principales fuentes de ingreso, de un 30% durante el 2011, y la desbandada de los inversores extranjeros ante el clima de inestabilidad política. Evidentemente, los dirigentes hacen un balance diferente y consideran que están sirviendo a la patria.