Diario de León

Videla, símbolo de la dictadura en Argentina, muere solo y en la cárcel

Falleció a los 87 años, de muerte natural y cumpliendo condena por sus crímenes.

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efe | buenos aires

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Jorge Rafael Videla, protagonista de los años del terror de la dictadura militar argentina, falleció ayer, a los 87 años, de muerte natural, solo y en la prisión donde cumplía condena por crímenes de lesa humanidad cometidos durante el régimen de facto.

«Se lo encontró en su celda sin pulso ni reacción pupilar, por lo que se le realiza un ECG (electrocardiograma) constatándose su óbito, siendo las 08.25 hs (11.35 GMT) del día de la fecha», señala el informe médico oficial.

El cuerpo de Videla será trasladado a la morgue de Buenos Aires, donde se le practicará una autopsia, según la agencia oficial Télam. Aunque la familia se ha mantenido en un absoluto silencio y se desconoce la fecha y el lugar de su entierro, medios oficiales confirmaron que será sepultado sin honores, de acuerdo a la actual legislación argentina, que inhabilita los funerales de integrantes de las Fuerzas Armadas que hayan estado involucrados en causas de violaciones de los derechos humanos.

Condenado a cadena perpetua por los crímenes de la dictadura, la muerte le sorprendió en la cárcel mientras afrontaba un nuevo proceso por el Plan Cóndor, llevado a cabo por las dictaduras de Chile, Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Perú, Ecuador y Paraguay a partir de mitad de la década de los años 70 para compartir información, perseguir, asesinar, desaparecer o deportar a disidentes fuera de sus países.

Su muerte provocó una reacción prácticamente unánime entre los grupos de derechos humanos de Argentina, que saludaron su condena y su encarcelamiento, aunque no dejaron de recordar que se lleva a la tumba valiosa información que habría permitido avanzar en la identificación de víctimas de la represión.

Hechos

Junto a Emilio Massera y Orlando Agosti, Videla lideró el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 que derrocó a la presidenta María Estela Martínez de Perón, tercera esposa del tres veces gobernante Juan Domingo Perón.

En la memoria de los argentinos quedan algunas de las frases pronunciadas por Videla que dibujan a la perfección el perfil de la dictadura (1976-1983). «No tiene entidad. No está muerto ni vivo, está desaparecido», respondió a preguntas de un periodista sobre las víctimas del terrorismo de Estado. Su última provocación, el pasado mes de marzo, fue una llamada al levantamiento militar contra el Gobierno de Cristina Fernández, cuyo esposo y antecesor en el cargo, el fallecido Néstor Kirchner, ordenó descolgar los cuadros de Videla y del también presidente de facto Reynaldo Bignone de un galería del Colegio Militar de El Palomar y pidió perdón, como mandatario, por los crímenes de la dictadura. «Es bueno que haya terminado su vida preso y con una condena de la justicia de la democracia argentina», comentó hoy el vicepresidente argentino, Amado Boudou.

«La muerte de Videla no debe alegrar a nadie. Fue un hombre que ha pasado por la vida haciendo mucho daño y ha traicionado los valores de todo un país», dijo el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.

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