Mandela une a todas las religiones en Sudáfrica
El día nacional para la oración consiguió . congregar a personas de todos los credos.

Los homenajes prosiguen frente a la casa de Mandela.
El ex presidente sudafricano Nelson Mandela, fallecido el pasado jueves a los 95 años, logró ayer en Sudáfrica lo que muy pocos consiguieron a lo largo de la Historia: que todos los credos aparquen sus diferencias por un instante y recen en memoria de una misma persona.
El Día Nacional para la Oración y la Reflexión, decretado por el Gobierno para honrar a Mandela, ha sido uno de los mayores ejemplos del legado de Madiba (nombre popular del ex presidente), la posibilidad de una convivencia sin muros raciales o religiosos.
En todos los templos de todas la religiones se rezó ayer por el alma de Mandela, en un ejemplo de ecumenismo y solidaridad en honor de un líder que supo trascender razas, credos e ideologías.
Johannesburgo, paradigma del desarrollo africano y crisol de cultos, atestiguó esta proeza en cada uno de sus barrios, donde iglesias, sinagogas, mezquitas y templos oficiaron ceremonias en su honor. «Mandela fue un hombre extraordinario, que hizo mucho por nosotros durante una vida llena de logros y sacrificios. Hoy le honramos por todo lo que nos dio», dijo Chris Taylor, miembro de la parroquia anglicana de Santo Tomás, en el barrio residencial de Linden, donde los feligreses encendieron una gran vela en su memoria.
Mientras tanto, en el antiguo gueto indio de Lenasia, la comunidad asiática sudafricana acudía a sus templos con Mandela en su listado de oraciones, y en el norte, en el acomodado suburbio de Bryanston, el presidente de Suráfrica, Jacob Zuma, se sumaba al homenaje religioso a Madiba en una iglesia metodista.
Reconciliación
«Mandela predicó y practicó la reconciliación» tras el desmantelamiento del régimen racista del «apartheid», que combatió durante gran parte de su vida, dijo Zuma, citado por la agencia de noticias sudafricana, Sapa.
El presidente subrayó que la muerte de Mandela ha supuesto «una pérdida sin precedentes» para el país.
La parte más festiva, también con oficios religiosos pero con un carácter menos solemne, se vivió en el antiguo gueto negro de Soweto, donde el ex presidente vivió durante quince años.