Diario de León

ACCIDENTE AÉREO

Los investigadores creen que el copiloto estrelló el avión voluntariamente

Lubitz estaba vivo y en las grabaciones se escucha su respiración. Los gritos de los pasajeros sólo aparecen al final

Miembros de los equipos de rescate llegan al lugar del siniestro para iniciar una labor que se prevé muy larga y difícil por lo escarpado del terreno

Miembros de los equipos de rescate llegan al lugar del siniestro para iniciar una labor que se prevé muy larga y difícil por lo escarpado del terreno

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FERNANDO ITURRIBARRÍA | PARÍS
León

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Los investigadores de la colisión del Airbus A230 creen que el copiloto rechazó abrir la puerta de la cabina al comandante y accionó el descenso del avión "con voluntad de destruir el avión" por razones que se desconocen.  Además, se ha sabido que el copiloto del Airbus A230 vivía hasta el momento de su colisión, según han averiguado los investigadores, que escucharon su respiración hasta el final en la grabación de una de las cajas negras y no pronunció ni una sola palabra. Se trata de Andreas Lubitz, de nacionalidad alemana y un piloto muy formado con más de 6.000 horas de vuelo. No estaba clasificado como terrorista.

El fiscal de Marsella encargado del caso, Brice Robin, explicó que el copiloto, identificado como Andreas Lubitz, de 28 años, nacionalidad alemana y no clasificado como terrorista, respiró "con normalidad" hasta el momento de la colisión en los Alpes franceses, según la grabación sonora recogida en una de las cajas negras. Pese a que en los primeros 20 minutos el copiloto mantuvo una conversación "normal y cortés" con el comandante, después se escucha al comandante preparar el informe de aterrizaje en Düsseldorf, al que el copiloto responde de forma "lacónica".

Posteriormente, el comandante pide al copiloto tomar el mando -presumiblemente para ir a hacer sus necesidades- y se escucha el movimiento de una de las butacas y una puerta que se cierra.

En ese momento, cuando el copiloto ya está solo, acciona el sistema de descenso y ya no vuelve a hablar hasta el momento de la colisión.

"Ignoramos la razón, pero puede analizarse como una voluntad de destruir el avión", señaló Robin.

Posteriormente, a preguntas de los periodistas, remarcó claramente que en este momento no existe ninguna pista que indique que la colisión pueda haber sido consecuencia de un atentado terrorista.

El fiscal que investiga el caso del Aribus A320, Brice Robin, aseguró hoy que "en este momento, nada permite decir que se trata de un atentado terrorista" e informó que las víctimas no se dieron cuenta de lo que iba a suceder hasta el último momento porque en la grabación no se escuchan gritos hasta poco antes del impacto.

El diario 'The New York Times' informó que uno de los pilotos del avión que cubría el trayecto Barcelona-Düsseldorf que se estrelló el martes 24 en Francia salió de la cabina y no pudo volver a entrar. Una fuente militar que participa en la investigación de la tragedia, no identificada por el diario, dijo que según las grabaciones de audio conocidas uno de los pilotos del avión de Germanwings que había salido de la cabina llamó a la puerta para reingresar pero "nunca hubo una respuesta".

Esas informaciones no han sido confirmadas por la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA) de Francia, responsable de las pesquisas para aclarar la causa que llevó al avión a estrellarse contra la ladera de una montaña alpina. El BEA anunció ayer que el archivo de audio recuperado de una de las cajas negras del avión es "utilizable" y que contiene las conversaciones y ruidos en la cabina en los últimos minutos del vuelo.

El Airbus A 320 de la compañía alemana Germanwings que se estrelló el martes en los Alpes franceses con 150 personas a bordo voló entero hasta el final sin que estallara previamente ni le fallaran los motores. Son las conclusiones preliminares de la investigación de una catástrofe para la que aún no se tiene ninguna explicación oficial y en cuyas causas se barajan todas las hipótesis, incluida la pista terrorista. A falta de la caja negra con los parámetros del vuelo, los investigadores han logrado extraer la grabación sonora íntegra de todo lo acontecido en la cabina de los pilotos desde el despegue en Barcelona hasta la desintegración del aparato al impactar contra la cordillera alpina en condiciones meteorológicas benignas.

Los ingenieros del Buró de Encuestas y Análisis (BEA), uno de los más prestigiosos centros mundiales de investigación de siniestros aéreos, han logrado reconstruir con precisión los momentos previos a la catástrofe pero sin esclarecer todavía los diez minutos últimos del viaje a la muerte. La tripulación estableció el último contacto por radio con la torre de control de Aix-en-Provence a las 10.30 horas, cuando volaba a una altitud de crucero de 11.500 metros. Fue una comunicación rutinaria de cuestiones técnicas y la última conexión registrada con la cabina, unos veinte minutos antes de la colisión con las faldas del macizo de Estrop en el circo de Galèbre. Los controladores, que indicaron a los pilotos que mantuvieran ese nivel y que se pusieran en contacto con la torre posteriormente, recibieron la pertinente confirmación de la tripulación.

Solo un minuto después el aparato inició un descenso moderado y regular en trayectoria lineal sin recibir la autorización reglamentaria ni cambiar el rumbo emprendido hacia el Oeste. Conservó la fuerza necesaria para mantenerse en altitud sin caer en picado ni acelerar hasta la velocidad propia de un descenso urgente. Como una maniobra de ese tipo es el resultado forzoso de una acción deliberada de la tripulación, los controladores llamaron de nuevo a la cabina para preguntar qué es lo que ocurría sin recibir respuesta. A las 10.40 horas el avión desapareció de los radares cuando su altitud registrada era de 2.000 metros. Nueve minutos después un avión de caza Mirage 2000 despegó de la base de Orange para tratar de establecer contacto visual con el Airbus por si acaso era objeto de un secuestro terrorista. Finalmente, fue un helicóptero de la Gendarmería el que avistó a las 11.10 horas los restos de la aeronave desintegrada por la violencia del impacto contra el relieve alpino a una velocidad estimada de unos 600 o 700 kilómetros por hora.

«La curva de la trayectoria es compatible con la de un avión controlado por los pilotos, con la salvedad de que no imaginamos que haya pilotos que puedan conscientemente enviar un avión hacia la montaña», explicó ayer en rueda de prensa el director del BEA, Rémi Jouty, quien consideró que los registros del radar también son coherentes con los de un avión guiado por piloto automático. «En esta etapa, no estamos en condiciones de tener la más mínima explicación o interpretación sobre las razones que pudieron conducir ese avión a descender, seguir descendiendo desgraciadamente hasta la cordillera y no responder a las tentativas de contacto del control aéreo», declaró.

Los investigadores franceses ya han escuchado el contenido de la «grabación fónica» con el sonido y las voces en cabina a lo largo de todo el vuelo hasta el impacto. «Hay voces pero no puedo añadir nada ni comentar si los pilotos estaban conscientes. No sabemos quién habla pues necesitamos tiempo para aclarar esos detalles», se limitó a apuntar el director del BEA. Muy esquivo a aportar datos bajo el secreto de la investigación judicial, Jouty no precisó si se oyen conversaciones durante los últimos diez minutos ni el idioma en que hablan las voces.

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