Diario de León

El Ejército ataca el cuartel general de Arafat en Ramalá con el pretexto de reinstaurar el toque de queda

Cinco muertos y sesenta heridos en un nuevo ataque suicida israelí

Al menos cinco personas murieron ayer y otras 60 resultaron heridas en el atentado suicida perpetrado contra un autobús de línea en el cent

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Colpisa - TEL AVIV.

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El atentado tuvo lugar poco antes de la una de la tarde, hora local, en el cruce de las calles Allenby y Montefiore de Tel Aviv, una de las zonas con más movimiento de la ciudad, muy cerca, de hecho, del edificio de la Bolsa. Los primeros datos indican que el terrorista suicida subió al autobús en una parada cercana a la Gran Sinagoga y casi inmediatamente hizo detonar el explosivo en la parte delantera del vehículo. Mientras las fuerzas de seguridad registraban la zona en busca de más explosivos, los heridos fueron evacuados con gran rapidez al Hospital de Ichilov; se teme que el balance de víctimas mortales se agrave en las próximas horas, ya que, según la Magen David Adom (equivalente de la Cruz Roja), uno de los heridos se encuentran en estado crítico. Reivindicaciones El atentado fue reivindicado en primer lugar por el brazo militar de la Yihad Islámica, las Brigadas de Al Qods, y más tarde por el movimiento de la Resistencia Islámica Hamás. La explosión fue de tal magnitud que el techo del autobús saltó por los aires, todas las ventanas estallaron, y los cuerpos de las víctimas mortales quedaron esparcidos fuera del vehículo. «Escuché una explosión tremeda», explicaba Ofer Menachem, propietario de una cafetería cercana, citado por el diario ''Haaretz''. «Vimos a la gente saltando del autobús por las ventanas, cubiertas de sangre, y a muchos soldados y mujeres gritando y llorando, también cubiertos de sangre». «Había brazos y piernas en el suelo, era horroroso», explicó por su parte Shmuel Salomon, otro comerciante de la zona, citado por el Jerusalem Post. En un comunicado, Hamás precisó que el atentado es la respuesta al «asesinato» de su jefe militar, el jeque Salá Shehadé, en el ataque aéreo del pasado 22 de julio en Gaza. «Los sionistas están pagando por los crímenes y el terrorismo de sus líderes y van a comprender quiénes son los verdaderos dueños de esta tierra y que nunca la abandonaremos», afirmó un portavoz del movimiento, Abdel Aziz Rantisi. Ataque a la Mukata De hecho, unas horas después del atentado, el Ejército israelí instauró de nuevo el toque de queda en las ciudades palestinas reocupadas en Cisjordania desde principios del pasado junio, excepto Hebrón. Además, Ariel Sharon convocó una reunión de urgencia del gabinete de seguridad, en las instalaciones del Ministerio de Defensa en Tel Aviv, con el fin de discutir la respuesta a estos últimos atentados. El primer «episodio» de esta respuesta israelí tuvo por escenario el cuartel general del presidente Arafat en la ciudad cisjordana de Ramalá, que fue atacado por blindados israelíes con el pretexto de instaurar el alto el fuego. En la incursión resultaron heridos dos agentes palestinos. Según el principal consejero de Arafat, Nabil Rudeina, en la operación participaron diez vehículos blindados, entre ellos varios tanques. Los soldados israelíes anunciaron mediante altavoces que el toque de queda restablecido en las ciudades ocupadas también se aplicaba al cuartel general palestino.

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