Magnicidio frustado en Argentina
Un radical intenta matar a Cristina Kirchner de un tiro en la cara pero se le encasquilla la pistola
Momento en que la pistola apunta directamente a la cara de Cristina Fernández de Kirchner. IMAGEN DE VÍDEO
«Cristina permanece con vida porque, por una razón todavía no confirmada técnicamente, el arma que contaba con cinco balas no se disparó pese a haber sido gatillada», detalló ayer el presidente, Alberto Fernández, que calificó el ataque como «el más grave» desde la restauración democrática de 1983.
La vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, sufrió ayer un atentado fallido. Un hombre se apostó delante de ella y apretó el gatillo directamente sobre su cara. No la mató porque la pistola, con cinco balas, se le encasquilló.
El hombre que intentó atentar contra Cristina Kirchner es Fernando Sabag Montiel. Se trata de un brasileño de 35 años con antecedentes por posesión de un cuchillo y que frecuentaba webs de grupos radicales, ocultismo y otras más peculiares sobre brujería o ‘comunismo satánico’.
El joven tiene su residencia en el céntrico barrio porteño de La Paternal, al que llegó en 1993 desde Brasil. Según medios locales, suele emplearse en un «servicio de transporte automotor urbano y suburbano no regular de pasajeros de oferta libre», lo que reforzaría la versión aún no contrastada de que ejerce como conductor para una conocida aplicación de transporte. Montiel hace gala de sus tatuajes en las redes sociales; entre ellos, presumiblemente, una emulación del conocido ‘sol negro’ vinculado al esoterismo nazi y las teorías supremacistas sobre la raza aria.
Montiel se había convertido accidentalmente este verano en un hombre asiduo de la televisión. Al menos dos veces ha salido entrevistado en los típicos programas destinados a conocer la ‘opinión de la calle’. «No, ni a palos», respondió en julio a un reportero que le preguntó si le convencía el ministro de Economía Sergio Massa. «Ni Milei, ni Cristina tampoco», agregó en referencia al líder derechista de La Libertad Avanza y a la política que ayer colocó en el punto de mira de su Bersa de calibre 32.
El 17 de marzo pasado, el brasileño se encontraba dentro de un vehículo sin matrícula trasera, lo que llamó la atención de un agente de la Policía de Buenos Aires. Se disculpó afirmando que había sufrido una leve colisión por alcance. Al pedirle la documentación del coche, a Montiel se le cayó un cuchillo con una hoja de 35 centímetros, que alegó que portaba como método de defensa propia. Pasó por el calabozo y la Fiscalía le abrió un expediente por posesión de «arma impropia». Pero no pesaba sobre él ningún tipo de medida de restricción de movimientos cuando en la noche de este jueves quiso entrar aparentemente en la Historia como el magnicida de la vicepresidenta argentina.
Cien proyectiles fueron decomisados en la vivienda del detenido. Efectivos de la Policía Federal encontraron estas municiones durante el registro del domicilio del sospechoso, que residía en el municipio bonaerense de San Martín, situado en las inmediaciones de la capital.
El ataque ha desatado una conmoción en el país y ha generado fuerte repercusión internacional.
Miles de manifestantes se movilizaron en Buenos Aires y en otras ciudades de Argentina para expresar su condena al ataque sufrido por la vicepresidenta del país. Tras el ataque, el presidente argentino, Alberto Fernández, dio un mensaje por cadena nacional para repudiar el hecho y decretar día no laborable en toda Argentina para que los ciudadanos pudieran de esa manera expresarse en las calles en contra de la violencia.