Diario de León

Turquía tapa las ruinas para atender a millones de víctimas

La OMS alerta de una crisis sin precedentes por falta de hogares

Un hombre se lamenta sobre las ruinas de edificios en Hatay. ERDEM SAHIN

Un hombre se lamenta sobre las ruinas de edificios en Hatay. ERDEM SAHIN

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La esperanza de hallar supervivientes se ha apagado todavía más. Y tras no encontrar a nadie con vida desde el sábado por la tarde, los equipos de rescate dieron ayer por terminada su labor en diez provincias, salvo en Kahramanmaras y Hatay. Los muertos son más de 44.700, pero se estima que la cifra aumentará a medida que se remuevan los escombros una vez que se ha abordado ya la fase de demolición.

Ahora la tarea más urgente es atender a los damnificados, que asciende a 26 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tanto en Turquía como en Siria, la ayuda humanitaria aún es insuficiente y no llega a toda la población por las dificultades de acceso a las regiones siniestradas. Además, hay más de 85.000 heridos que requieren atención médica inmediata.

Además, las autoridades prevén una oleada migratoria durante las próximas semanas, tanto al interior de Turquía como a los países cercanos. Más de un millón de desplazados permanecen en refugios y 400.000 han sido trasladados a otras provincias. Otros han salido por su cuenta gracias a familiares o allegados. Las ciudades colindantes a la zona afectadas por los temblores empiezan a registrar problemas al recibir a tantos damnificados. Mersin, donde se instaló un punto de acogida, ya ha visto superada su capacidad. Ya padecían escasez de viviendas para un millón de habitantes y ahora han tenido que recoger a 4.000 personas más.

La búsqueda de supervivientes aún continúa en Hatay, donde el 80% de la infraestructura ha quedado destruida. Pero solo se inspeccionan quince edificios. Los últimos rescates tuvieron lugar el viernes, casi 300 horas después del terremoto. Entre los localizados con vida estaba un niño que falleció por deshidratación horas más tarde de ser liberado. En esta ciudad, las condiciones para sobrevivir son más bajas, ya que en las noches se sufren temperaturas de hasta 15 grados bajo cero. Muchas personas están obligadas a dormir en tiendas de campaña, coches, polideportivos o gimnasios.

El seísmo y las más de 6.200 réplicas, tres de gran magnitud, han dejado 84.726 edificios derruidos, según el Ministerio de Medio Ambiente, Urbanismo y Cambio Climático otomano. Por lo que las autoridades recomiendan no acercarse a sus antiguas viviendas en busca de sus pertenencias. La alerta de nuevos temblores sigue activada. Para superar la crisis de los que han perdido su hogar, el Gobierno de Ankara ha anunciado la construcción de 200.000 casas, pero no estarán listas hasta dentro de un año o más. También se planifica levantar al menos 100.000 viviendas prefabricadas en los próximos dos meses.

El nuevo terremoto que sufrió Turquía sufrió el lunes fue de magnitud 6,4 grados. El temblor tuvo como epicentro la provincia de Hatay, en Antioquía, una de las regiones más devastadas por el primer seísmo de 7,8 grados del 6 de febrero. El terremoto tuvo lugar cuando los pocos equipos que aún trabajan en busca de supervivientes inspeccionaban quince edificios de la ciudad. El ministro del Interior, Suleyman Soylu, confirmó tres fallecidos y 213 heridos, a los cuales habría que sumar al menos medio millar de lesionados en territorio sirio.

El sismo de alrededor de 17 segundos de duración causó pánico y temor entre la población que permanece refugiada en la zona afectada. Al sentir el estruendo y ver la inmensa nube de polvo, la gente evacuó sus viviendas y las ambulancias recorrían la ciudad en busca de heridos. El movimiento también se sintió en países vecinos como Siria, Jordania, Israel, Egipto y Líbano. Además, la agencia turca de emergencias instó a la ciudadanía a mantenerse lejos de la costa mediterranea por precaución, ante el riesgo de que se produzca una subida del nivel del mar de hasta 50 centímetros.

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