Diario de León

Sin capilla ardiente para Berlusconi, el magnate de casi todo en Italia

-El orden público ha aconsejado reducir la instalación de la capilla ardiente del exprimer ministro italiano al ámbito privado -Los funerales del controvertido hombre de negocios y exprimer ministro se celebrarán el miércoles en el Duomo de Milán

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Ha sido el protagonista indiscutible de la política, los negocios, el fútbol, la justicia y la cultura popular de Italia durante los últimos 40 años.

Con el fallecimiento este lunes de Silvio Berlusconi a los 86 años, debido a las complicaciones ligadas a una leucemia que le obligaron a ser ingresado en el hospital San Raffaele de Milán el pasado viernes, muere el italiano más influyente de las últimas décadas: triunfador en los negocios, cuatro veces primer ministro, magnate de los medios de comunicación, ganador de cinco Copas de Europa de fútbol como presidente del AC Milan, seductor universal, incluso de menores de edad, y persona "más perseguida por la magistratura de todas las épocas y de toda la historia de los hombres en todo el mundo", como solía decir para defenderse de sus múltiples problemas judiciales.

El ex Cavaliere, un título que perdió en 2014 tras ser condenado el año anterior por fraude fiscal, deja además huérfano de liderazgo a su partido, Forza Italia (FI), una de las agrupaciones políticas que sostienen al actual Gobierno conservador liderado por Giorgia Meloni.

Nacida para ocupar el vacío de poder que dejó el escándalo de corrupción de 'Tangentopoli' en los años 90 del siglo pasado, que acabó llevándose por delante a la Democracia Cristiana y al Partido Socialista, FI ha sido durante años la formación hegemónica del centro derecha italiano hasta verse adelantada estos últimos tiempos por sus socios del bloque conservador, la Liga de Matteo Salvini y Hermanos de Italia, el partido de Meloni.

En estas casi cuatro décadas todos los políticos italianos ha pivotado a su alrededor, dividiéndose entre aliados y detractores, pues Berlusconi, con su lenguaje controvertido y métodos tan poco habituales, no dejaba a nadie indiferente.

Aunque siempre se resistió a dejar la primera línea, hasta el punto de que tenía previsto participar en un evento de FI el pasado fin de semana, el fallecimiento de de Berlusconi no pudo sorprender a sus compatriotas. Desde que enfermó en septiembre de 2020 de Covid-19 se vio obligado a sufrir diversas hospitalizaciones por pulmonías, que agravaron algunas de las dolencias que ya tenía, como una patología inflamatoria crónica y los problemas cardíacos que le obligaban a llevar un marcapasos desde hace años. A estas dificultades se unió una grave infección en las vías urinarias y las complicaciones motivadas por la leucemia crónica.

Los cuatros hijos del magnate, a los que cedió el control cotidiano de sus empresas, como la editorial Mondadori o el conglomerado audiovisual Mediaset, se apresuraron a dirigirse al hospital San Raffaele de Milán cuando se supo la noticia del fallecimiento.

En todas sus últimas convalecencias hospitalarias estuvo además acompañado por su novia, Marta Fascina, que tenía 54 años menos que él. Durante la tarde de este lunes, su cuerpo sin vida fue trasladado a su mansión Villa San Martino, situada en Arcore, una localidad a las afueras de Milán, donde se instaló la capilla ardiente privada.

Sin capilla ardiente

Por motivos de orden público se decidió que no haya capilla ardiente abierta a la ciudadanía en general en la sede de Mediaset, como se había planeado en un principio.

El miércoles será cuando se celebren los funerales de Estado en el Duomo de la capital lombarda y se proclamará el luto nacional. Acudirán a las exequias el jefe de Estado, Sergio Mattarella, y la primera ministra, Meloni, que canceló todos los eventos que tenía previstos en su agenda y consideró que Berlusconi había sido "uno de los italianos más influyentes" de la historia.

Se espera que también estén presentes en el funeral algunos mandatarios internacionales, a los que el magnate sorprendía con su peculiar manera de hacer política. Con ella se convirtió en figura de inspiración para líderes controvertidos de otros países, como Donald Trump en Estados Unidos o Jair Bolsonaro en Brasil, que hicieron suyos algunos de los métodos populistas que Berlusconi había desplegado en Italia para seducir a los votantes. Aunque le gustaba presentarse siempre como un "moderado" y "liberal", el suyo era un peculiar estilo de nacionalismo que amasó desde su entrada en política en 1994, cuando se presentó diciendo: "Italia es el país que amo".

Pese a estas habituales proclamas, lo cierto es que la última experiencia del magnate en el Gobierno fue calamitosa. Se vio obligado a dejar el poder en 2011 cuando el país parecía al borde de la bancarrota por los vaivenes de su Gabinete y la crisis financiera. En los años anteriores, además, le estalló el escándalo conocido como 'bunga bunga' por sus fiestas eróticas con jovencitas, que motivaron una serie de procesos judiciales de los que salió ileso, pero que confirmaron que mantuvo relaciones sexuales con una menor de edad. Hasta sus últimos años estuvo vanagloriándose Berlusconi de su papel como 'macho alfa', que utilizaba como herramienta para conectar con el italiano medio, por lo general machista.

Otro de los grandes lunares del magnate venía por el origen de su fortuna. Aunque siempre se presentó como un hombre hecho a sí mismo, que comenzó vendiendo aspiradoras y cantando en los cruceros para llegar a construir un imperio multimillonario, nunca consiguió despejar del todo las dudas acerca de un posible apoyo de la mafia en sus inicios. Estas sospechas estaban motivadas por la condena que le cayó a Marcello Dell'Utri, durante años su mano derecha, por su relación con la Cosa Nostra siciliana, aunque luego fue absuelto.

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