Diario de León

«No puedo ver a mi mujer y a mis hijos morir ante mis ojos»

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«Nos dicen que dejemos nuestras casas, que nos vayamos, que van a empezar los bombardeos y nadie estará a salvo. ¿Que nos vayamos a dónde? No hay lugar a donde ir». Este testimonio de un gazatí, recogido por Reuters, describe muy bien el fondo de desesperación del éxodo que están viviendo cerca de 400.000 palestinos que han huido o tratan de escapar hacia el sur de la franja de Gaza desde el norte de este territorio asediado, muchos de ellos con intención de cruzar la frontera a Egipto por el paso de Rafah.

Escapan, en medio del caos, con lo poco que han podido llevarse, mantas, colchones o simplemente con lo puesto, pero sin saber muy bien si van a tener la posibilidad de huir realmente. Las peticiones de un corredor humanitario o una vía de escape para la población desesperada de la franja no han provocado una reacción de abierta bienvenida por parte de Egipto, el único estado árabe que comparte frontera con Gaza. El paso de Rafah permanecía cerrado a media tarde de ayer, mientras El Cairo indicaba que la resolución de la cuestión mediante cualquier éxodo masivo de palestinos es inaceptable.

La gente seguía llegando al extremo sur de Gaza, en coches, camiones, motos, grúas, carros tirados por animales e incluso a pie. Y expuestos a los ataques aéreos o de artillería. Al menos 70 personas murieron el viernes cuando varios proyectiles israelíes alcanzaron un convoy que se desplazaba hacia el sur, según las autoridades palestinas, mientras desde Israel se hace responsable a la propia Hamás, que pidió a la población que no hiciera caso a las advertencias israelíes y se quedara en sus casas. Las mezquitas transmitían el mensaje «Aferraos a vuestras casas. Aferraos a vuestra tierra».

«Vivimos una noche de horror. Israel nos castigó por no querer abandonar nuestra casa. ¿Existe una brutalidad peor que ésta?», dijo a Reuters por teléfono desde el hospital un padre de tres hijos. «Nunca me iba a ir, prefiero morir y no irme, pero no puedo ver a mi mujer e hijos morir ante mis ojos».

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