LA CRISIS DE IRAK: POSICIONES ENFRENTADAS
Esperando el desastre
El colapso, en caso de guerra, del programa «petróleo por alimentos» provocaría una crisis de «magnitud enorme» para la población civil iraquí, hoy más vulnerable que en la anterior guerra del Golfo, adv
A la reunión sí asistieron representantes de países vecinos como Turquía, Irán, Siria, Arabia Saudí, además de los europeos, y algunos tan lejanos como Japón o Nueva Zelanda, además de las agencias humanitarias de la ONU y la Cruz Roja. «Si se colapsa ese programa de la ONU, el sesenta por ciento de la población iraquí se vería cortada de la que es su única línea de subsistencia en un país que importa un 90 por ciento de los alimentos que consume», explicó Walter Fust, que presidió la reunión en su capacidad de director de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación. Doce de los veinticinco millones de iraquíes son niños o jóvenes, y la distribución de los alimentos que importa el país a cambio de las ventas de su petróleo autorizadas por la ONU son distribuidas por iraquíes, agregó el alto funcionario suizo para explicar la situación. Como conclusión de la conferencia, Fust insistió en la necesidad de aumentar el apoyo financiero a los países vecinos como Jordania y anunció que la ONU lanzará la semana entrante una nueva petición internacional de fondos tras recordar que la respuesta a la petición anterior de 37 millones de dólares ha sido muy débil hasta ahora. Los representantes de esos países se han comprometido a una política de «fronteras abiertas» para facilitar el trabajo de las agencias humanitarias. Suiza propuso además en Ginebra la inmediata creación de un grupo de trabajo encargado del seguimiento de la situación medio-ambiental que no comenzaría sus actividades una vez terminado el conflicto como ocurrió en Afganistán o Kosovo, sino antes. Esta misma semana se tratará el asunto con el Programa de la ONU para el Medio Ambiente, según los representantes suizos.