Diario de León

Tres iraquíes mueren bajo el fuego de las tropas norteamericanas en una nueva manifestación en Falluja

Bush anunciará hoy el fin de la guerra mientras siguen los enfrentamientos

La guerra en Irak ha terminado. Estados Unidos atacó Irak el pasado 20 de marzo, ocupó el país y hoy el presidente George W. Bush se dirigirá

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B. Celis D Amico Corresponsal de NUEVA YORK.
León

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«Las operaciones de combate más importantes han finalizado. Aun hay focos de resistencia pero lo más importante es que los iraquíes son libres y la amenaza que pesaba contra Estados Unidos ha sido eliminada, y de eso hablará el presidente», explicó ayer su portavoz Ari Fleisher. Pero además, esta guerra ha servido a lo que el secretario de Defensa Donald Rumsfeld define como «laboratorio de operaciones». Desde que llegó al Gobierno, uno de sus principales objetivos ha sido rediseñar las estrategias militares que rigen en el Pentágono y según explicaba ayer el New York Times, una vez terminado el conflicto, Rumsfeld quiere aprovechar para reorganizar el futuro del ejército. Tanto la Marina como las Fuerzas Aéreas están elaborando planes para agilizar sus movimientos en futuros ataques y una de las pruebas a las que se someterán ahora será la de demostrar su capacidad de repliegue, algo que siempre ha costado demasiado tiempo y dinero al Pentágono, según Rumsfeld. Mientras tanto, en Irak, los soldados estadounidenses mataron ayer a otros tres iraquíes durante los nuevos incidentes registrados en la ciudad de Falluja (oeste), donde este martes ya fueron abatidas trece personas durante otra manifestación. La situación es tan tensa que los jefes religiosos han pedido a las tropas norteamericanas que se alejen de esta conservadora localidad suní, situada a unos 60 kilómetros de Bagdad, para evitar un estallido de violencia. Según testigos presenciales, los disparos se produjeron durante una manifestación convocada en protesta por los incidentes del martes, que se saldaron con trece muertos en una concentración convocada por los líderes religiosos de la ciudad. El Ejército estadounidense se ha defendido diciendo que, ese día, los soldados fueron blanco de disparos por parte de algunos de los manifestantes, «civiles armados», y que tuvo noticia de siete heridos. Ayer, de nuevo, volvieron a concentrarse en las calles de la ciudad entre 3.000 y 4.000 personas que coreaban eslóganes como «Sí a la libertad, no a la ocupación». En previsión de incidentes, el Ejército había desplegado un importante dispositivo de seguridad, que incluía efectivos en los tejados. Tras las escaramuzas, uno de los asistentes a la protesta, Safa Rusli, explicó que «se trataba de una manifestación pacífica», ya que los dignatarios religiosos de la ciudad habían pedido que los asistentes dejaran sus armas en casa. «No ha habido ningún intercambio de disparos», aseguró Rusli. Según este testigo, los soldados estadounidenses, en coches todoterreno y vehículos blindados dotados de fusiles-ametralladora, abrieron fuego cuando algunos niños de entre la multitud comenzaron a tirarles zapatos y piedras. «He visto a tres personas heridas de muerte», afirmó.

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