Miles de personas se manifiestan en la capital contra su presidenta

La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, anunció ayer en el Parlamento la creación de dos comisiones independientes para investigar la intentona golpista militar del domingo y las acusaciones de corrupción vertidas por los sublevados contra su Gobierno. Un total de 296 militares se sublevaron el domingo y ocuparon un edificio en el centro financiero de Manila, en el que colocaron explosivos y amenazaron con detonar si no dimitía Macapagal Arroyo y otros miembros, a los que acusaron de corrupción, de la Administración. El alzamiento duró 17 horas y concluyó de manera negociada y pacífica, con la rendición de los desertores. Macapagal Arroyo entró en el Congreso, donde se celebró el debate sobre el estado de la nación, entre ovaciones, vestida con un traje azul, rojo y amarillo, los colores de la bandera filipina. Comenzó su discurso, de unos 45 minutos, hablando de la intentona golpista de la víspera, una acción que calificó de «inconcebible y deplorable, que recibirá todo el rigor de la ley, incluido su componente político». Los golpistas están encarcelados y sometidos a interrogatorio en Fuerte Bonifacio, el cuartel general del Ejército en Manila. «Aún así, fue una señal de la existencia de un problema que debemos solucionar», manifestó la mandataria, quien después anunció la creación de una comisión independiente para indagar la propia intentona y otra para investigar las alegaciones de los amotinados. Más de 5.000 opositores se manifestaron ayer en una marcha hacia el Congreso filipino, donde la presidenta, Gloria Arroyo, pronunciaba un discurso sobre el estado de Nación, un día después del motín fallido de un grupo de unos 300 jóvenes militares en el distrito financiero de la capital. Con banderas rojas y gritando consignas contrarias al Gobierno, los manifestantes prendieron fuego a una fotografía de Arroyo.