Diario de León
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Enrique Vázquez - madrid
León

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Hoy se cumplen seis meses y un día desde la caída de Bagdad en manos del ejército anglo-norteamericano y el calendario propicia un primer balance que resulta algo más que mediocre. Son casi cien los muertos en combate desde que el presidente Bush dio por concluida, de hecho, la guerra. La inestabilidad es grande, corre la sangre, la reconstrucción se demora y Washington casi ha renunciado a obtener una resolución pactada en la ONU suficiente para reunir un consenso internacional sobre la crisis. Los últimos datos son los muertos diarios (un funcionario español asesinado en Bagdad y un soldado americano, además de nueve iraquíes, en un atentado suicida en el barrio chií de Sadr City) y los ecos de la arriesgada decisión turca de enviar hasta 10.000 soldados con el permiso parlamentario (contra la opinión pública). La presencia de fuerzas militares turcas en Irak es una segura apuesta por el incremento de la violencia en un contexto distinto: todas las comunidades se oponen a su presencia por razones históricas (la ocupación otomana). Los kurdos son directamente adversarios de un país que combate toda veleidad nacional kurda en su propio territorio y los árabes, sunníes como chiíes, han hecho saber ya que no quieren tropas de los países vecinos, una fórmula educada. A la fuerza, si se ve un mapa, queda claro que los turcos debían desplegarse, si llegan a hacerlo, en el centro y centro-oeste del Irak, el país sunní, donde Sadam tenía sus feudos y la guerrilla urbana es más activa. Serían blanco seguro para esa misma guerrilla y percibidos como ocupantes invitados e indeseados. Pero Washington quiere ver tropas aguerridas y, si es posible, musulmanas a su lado. El Gobierno turco sabe lo que hace: desea impedir el presunto plan de los kurdo-iraquíes de traspasar su capital, Erbil, a Kirkuk, una ciudad mestiza donde viven muchos turcomanos y que nada en petróleo. Impedir su control por los kurdos federados en el nuevo Irak que se prepara es su obligación estratégica .Y, aún más, que su socio norteamericano se ocupe de neutralizar a los 5.000 guerrilleros kurdos que pasaron de Turquía a Irak cuando fue capturado Abdullah Ocalan y se instaló un alto el fuego. Pero todo esto ¿qué tiene que ver con la lucha antiterrorista y las armas de destrucción masiva? Irak es un caos

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