Diario de León

El primer ministro se presentó de improviso para animar a los 10.000 soldados a «ganar la paz»

Blair visita por sorpresa a las tropas británicas desplegadas en Basora

El «premier» considera que el terrorismo islámico pervierte la verdadera fe del Islam

Tony Blair conversa con las tropas británicas desplegadas en Irak

Tony Blair conversa con las tropas británicas desplegadas en Irak

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efe | bagdad

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El primer ministro, Tony Blair, animó ayer a los 10.000 soldados del Reino Unido desplegados en Irak a «ganar la paz» durante una visita sorpresa a Basora, segunda ciudad iraquí y cuartel general de las tropas británicas. Procedente de Egipto, donde pasó las vacaciones navideñas junto a su familia, el jefe del Gobierno británico se presentó de improviso en Irak para arengar a sus tropas, como ya hicieron el presidente de EE.UU., George Bush, y el jefe del Gobierno español, José María Aznar. Necesitamos «ganar la paz», igual que ganamos la guerra, dijo Blair en la base de Shaibah a sus militares, a los que calificó de «pioneros» del siglo XXI por defender al mundo de amenazas como los regímenes represivos y el terrorismo. El premier volvió a denunciar el riesgo de las armas de destrucción masiva, pese a que el hecho de que nunca han sido encontradas en Irak le ha causado constantes problemas internos en su país, cuya población se opuso mayoritariamente a la guerra. Según Blair, la seguridad mundial está amenazada por «un virus particular de terrorismo islámico que supone una perversión de la verdadera fe del Islam» y por «estados brutales y represivos que desarrollan armas que pueden causar destrucción a escala masiva». «Todo el mundo en el Reino Unido está orgulloso de vosotros», independientemente de cual haya sido su opinión acerca de la guerra, aseveró Blair, vestido con traje azul, sin corbata y visiblemente moreno tras sus vacaciones en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij. La intención del primer ministro con su viaje a Irak fue levantar el ánimo de los soldados desplegados en Basora, una área en la que se han producido incidentes violentos, aunque en menor medida que en Bagdad y otras zonas del país. En su mensaje, Blair dijo a los militares que la reputación del Ejército del Reino Unido nunca había sido mayor que tras la guerra de Irak y les agradeció su labor «desde el fondo de mi corazón». Además de arengar a las tropas, el primer ministro visitó una antigua prisión de Az Zubayr, convertida en un centro donde la policía militar británica entrena a agentes iraquíes, y comió con la 20 Brigada en sus cuarteles generales, un antiguo palacio. La agenda de Blair la completan entrevistas con el administrador estadounidense de Irak, Paul Bremer; el enviado británico a Irak, Jeremy Greenstock, y el gobernador de Basora, Wael Abdullatif, antes de regresar esta misma noche a Londres.

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