Juppé deja vía libre a Raffarin y Sarkozy para la sucesión de Chirac
El presidente de la UMP (centro-derecha), Alain Juppé, abrió ayer la sucesión al frente de la formación hegemónica en Francia al anunciar que no se presentará a la reelección en el congreso del próximo otoño. La renuncia a plazo fijo, para facilitar el relevo, trastoca los planes de Chirac en su estrategia sucesoria. La marcha de Juppé, delfín del jefe del Estado que le había distinguido como «el mejor de los nuestros», deja la vía expedita a las ambiciones de Nicolas Sarkozy, el rival doméstico del clan chiraquista. Para cortarle el paso, el Elíseo baraja la opción de propulsar al frente del partido al primer ministro, Jean Pîerre Raffarin, pese a que procede de la familia centrista. El abandono de Juppé es la principal consecuencia política de la condena a 18 meses de prisión sin cumplimiento y diez años de inhabilitación que le fue impuesta el pasado viernes por la financiación oculta del movimiento neogaullista. Juppé terminó de deshojar la margarita de su futuro en el telediario vespertino de la primera cadena de televisión. Reconoció que el mundo se le había venido encima cuando escuchó la lectura del veredicto, excesivo a su juicio, y que su primera reacción fue pasar la página de su carrera política, como había anunciado que haría en caso de condena infamante. Pero las muestras de simpatía y afecto recibidas, así como las conversaciones con el presidente francés, Jacques Chirac, le hicieron reflexionar y optar por una retirada parcial y programada. El hasta ahora heredero favorito de Chirac para sucederle en el Elíseo formalizó este martes el recurso a la condena que suspende de manera provisional sus efectos. Hasta la celebración de un nuevo proceso ante el Tribunal de Apelación de Versalles, dentro de diez a doce meses, conservará sus mandatos como diputado y alcalde de Burdeos con la esperanza de obtener un fallo más clemente. «Si se confirma mi inelegibilidad, pasaré página de forma definitiva», adelantó. «No se da un portazo dejando tirados de un día al otro a quienes te dicen que te necesitan», se justificó.