Forenses españoles, curtidos en el 11-M, trabajan a destajo en Tailandia

«Os prometemos que todos regresarán a casa», se lee en el letrero colgado a la entrada de un monasterio budista en Tailandia, en el que el equipo de la policía científica española trabaja en la identificación de víctimas del maremoto. Los expertos españoles y de otros países que deben examinar uno a uno los cerca de 2.000 cadáveres depositados en el templo de Yan Yao saben muy bien que cumplir esa promesa supone meses de arduo trabajo en condiciones nada propicias. «Va a requerir un tremendo esfuerzo y mucha cooperación internacional», señaló José Luis González, responsable del grupo español integrado por otros cuatro expertos y jefe de la sección de Antropología Forense de la Dirección General de Policía Científica. Curtidos en el 11-M El equipo que dirige González está formado por las agentes Carmen Solís y Ana G. R., bió-logas expertas en ADN, y otros dos especializados en huellas dactilares, Antonio del Amo, y José Manuel Martínez, todos curtidos en trágicas experiencias como lo fue la del 11-M. Con la misión de tomar huellas dactilares a los cadáveres, estos españoles son los primeros que tocan los cuerpos que los soldados sacan por la mañana de los contenedores térmicos para ser examinados. Por sus manos pasa un cadáver casi cada cinco minutos, en peor estado a medida que se suceden las horas y pese a que los soldados intentan mante-nerlos con hielo. «Al principio era posible tomar las huellas dactilares al 70%, ahora sólo al 50%», indicó Del Amo. A cargo de la mayor operaciones de la medicina forense en la historia de la civilización está Porntip Rojanasunand, una de las mejores expertas de Tailandia y que levanta curiosidad dado su peinado punk rojo, sus numerosas joyas, sus tejanos ajustados.