Diario de León

Schröder y Chirac intentan recuperar la iniciativa política para negociar una salida a la crisis

Crece la presión sobre la UE para liquidar su primera Constitución

Tony Blair anunciará el lunes el aplazamiento indefinido de su referéndum sobre la UE

El primer ministro luxemburgués Juncker, seguido de Barroso

El primer ministro luxemburgués Juncker, seguido de Barroso

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Domingos Sampedro - corresponsal | bruselas
León

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Hace dos días, sólo Londres apostaba abiertamente por parar el reloj de Europa para encajar el no de Francia y Holanda al proyecto constitucional. Pero ahora, destacados dirigentes de la República Checa, Italia, del Ejecutivo comunitario, la Eurocámara e incluso el ex presidente del Gobierno español, José María Aznar, no sólo no hacen ascos a la propuesta de suspender la ratificación del texto, sino que la ven como la única solución factible para evitar la parálisis. El Gobierno británico mantiene intacta su vocación de convertirse en el enterrador de la primera Constitución europea, que considera muerta tras los plebiscitos francés y holandés, y el próximo lunes anunciará la suspensión o aplazamiento indefinido de un referéndum que preveía celebrar en la pri-mavera del 2006. A la vecina Irlanda también le han entrado las dudas, pues el ministro de Asuntos Exteriores, Dermot Ahern, no fue capaz de precisar lo que harían: «No puedo responder, tenemos que esperar y ver cuál es el resultado de la reunión del Consejo Europeo de mediados de junio», declaró al diario The Irish Times . Las mismas dudas parecen haber surgido en el seno del Ejecutivo comunitario, donde el responsable de Comercio, el británico Peter Mandelson, advirtió de una «escalofriante parálisis» en la Unión si se sigue adelante con las ratificaciones. Es más, el comisario alemán Günter Verheugen (Industria) también tomó nota del peligro, al recalcar en la última reunión del colegio de comisarios -según desveló el diario Finantial Times - que «existe el riesgo de dos años de incertidumbre si continuamos con los referéndum». En cierto modo, tanto en Bruselas como en las capitales temen que el doble no a la Constitución provoque un efecto bola de nieve sobre los países pendientes de ratificar. Existen datos que apuntan en esta dirección, como en Dinamarca, donde los sondeos empiezan a apuntar hacia una victoria del no. Incluso el europeísta Luxemburgo, que celebrará su plebiscito el 10 de julio, no cesa de crecer el rechazo al texto, por lo que el pequeño Gran Ducado no está al abrigo de una sorpresa. Ante esta delicada situación, el primer ministro luxemburgo, Jean-Claude Juncker, en calidad de presidente de la Unión, junto al canciller alemán, Gerhard Schröder, y el presidente francés, Jacques Chirac, intentan retomar la iniciativa para presentarse en la cumbre europea de los días 16 y 17 con un compromiso que pueda sacar a la UE del atolladero. Como presidente en ejercicio de la UE, Jean-Claude Juncker se encuentra en el ojo de la tormenta en estos momentos, lo que lo deja con poco tiempo para consagrar a la política interior. Sin embargo, tras el doble no franco-holandés, Juncker estimó que los luxemburgueses tienen ahora sobre sus espaldas una «tremenda responsabilidad» y se comprometió a luchar por la victoria del sí. La iniciativa Juncker consideró que la mejor solución para salir de la crisis intentar cerrar durante la cumbre un acuerdo presupuestario sobre el reparto de fondos, una opción que varios países dan por descartada. Juncker incluso se llegó a quejar de quienes piden un gasto cicatero, alegando que «dos semanas de guerra cuestan más que diez presupuestos de la UE».

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