Un golpe palaciego lleva al poder en Mauritania a una junta militar

Un golpe de estado militar desatado ayer en Mauritania parece haber cumplido con su objetivo de derrocar al presidente el país, Maaouya Ould Sidi Ahmed Taya. Si bien numerosas informaciones de las últimas horas del día hablaron de «fracaso», lo cierto es que, en medio del caos provocado por la asonada y la ausencia de noticias fidedignas, varios jefes del ejército anunciaron a través de la Agencia Mauritana de Información la creación de un Consejo Militar por la Justicia y la Democracia, que velará por la creación de «las condiciones favorables para desarrollar un juego democrático». Asimismo, las Fuerzas Armadas y de Seguridad aseguran que no ejercerán el control del poder más allá de un periodo de dos años, plazo que juzgan «indispensable» para la preparación y la puesta en práctica de verdaderas instituciones representativas. Aprovecharon el viaje Los golpistas perpetraron la asonada aprovechando la ausencia del presidente mauritano, que en esos momentos volvía de Arabia Saudí, donde había asistido a las exequias del rey Fahd. El derrocado Ahmed Taya no llegó a Mauritania y parece encontrarse en Niamey, capital de Níger, donde el Gobierno lo tiene protegido. La operación militar comenzó de madrugada. Primero se procedió al arresto de algunas de las principales figuras del régimen. Después, los rebeldes se dirigieron hacia puntos estratégicos de la ciudad. Incluso pudieron escucharse disparos en varios puntos de la ciudad, pero al cierre de esta crónica se desconoce si hubo víctimas mortales. Con cautela, fuentes diplomá-ticas apuntaron que el principal promotor del golpe de Estado es el coronel Mohamed Ould Abdel Aziz, comandante del batallón encargado de la seguridad presidencial. La organización opositora Conciencia y Resistencia señaló el también importante papel jugado por parte de la élite económica y de grandes hombres de negocios del país. La oposición mauritana, tanto la pacífica como la armada, no pudo ocultar su júbilo. Desde París, Ould Binu, portavoz del Fórum de la Oposición Mauritana en el Exilio, se declaró «esperanzado porque no podemos imaginar ningún escenario peor que el que hemos conocido desde hace veinte años». En la misma línea se declaró el grupo disidente armado Los Justicieros del Desierto. La Unión Africana y la Unión Europa, sin embargo, criticaron la asonada y pidieron la vuelta al orden constitucional. España, por su parte, parece mantenerse a la expectativa, para no poner en peligro los intereses económicos en el país. Los 110 españoles que viven en el país han recibido instrucciones del encargado de Negocios, Álvaro Díaz Duque, para que se queden en sus casas y no salgan a las calles. Mientras, en las calles de Nuakchot, el ambiente parecía ser de tensa calma. Según el propio Duque había ayer gente festejando el golpe en las calles. Mauritania, uno de los países más pobres del mundo, entrará el próximo año entrará en el selecto grupo de los productores de petróleo, lo que supondrá toda una revolución económica, política y social.