Diario de León

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«Ya estamos hartos de huir de un lado para otro»

Miles de estadounidenses se niegan a abandonar sus refugios, entre otras cosas porque no tienen donde ir, y pese a la orden de evacuación afirman que se quedarán y se enfrentarán al huracán

Publicado por
Tatiana López - enviada especial | houston
León

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Sin casa, sin esperanzas y sin fuerza. Así es como se encuentran los miles de refugiados que tras ser evacuados de Nueva Orleans a Houston se han negado a abandonar sus refugios porque, según ellos, «no tienen donde ir». En el céntrico hotel La Quinta casi todos los huéspedes llevan un mes hacinados en las habitaciones viviendo de la «caridad del Gobierno». «La orden de evacuación no nos moverá de aquí. Ya estamos hartos de huir». La que habla es Mary Loogan, una sonriente sexagenaria afroamericana cuya casa quedó destruida hace unas semanas por el Katrina. Después de pasar por varios centros de acogida en Baton Rouge y Alexandre no le quedan «ganas» para embalar sus escasas pertenencias. «Me quedaré aquí con todos mis niños, afrontaré el huracán». Sus «niños» son más de 16 familiares que a pocas horas de la llegada del Rita juegan y sonríen sin miedo aparente «Subiremos al segundo piso, nos quedaremos juntos. Ya sabemos lo que es esto», espeta el hijo mayor de Mary. Menos complaciente se muestra el benjamín, quien no perdona a la Administración su falta de compromiso. «Perdimos nuestros trabajos, nuestro dinero y qué nos da el Gobierno, 200 míseros dólares para todos. No tenemos ni para comprar gasolina». Aún así ellos pueden considerarse afortunados, otros, como José Ortiz, tienen que pagar casi la misma cantidad, 199 dólares, por cada noche que desee permanecer bajo lo que él asegura es «un techo seguro». Este ecuatoriano que llegó a Houston en 1985 decidió trasladarse a La Quinta porque su casa es de madera y «no resistirá los vientos». La razón por la que dice quedarse desconcierta: «No se puede escapar de la muerte, sólo Dios nos protege. Me fío de él y prefiero quedarme». Precios abusivos La providencia divina no convence sin embargo a los dueños de los hoteles, que han obligado a los «resistentes» a firmar un documento que les exima de responsabilidad. «No sabemos qué va a pasar. Ellos se quedan por su cuenta y riesgo», relata Sofía Serrano recepcionista del Confort and Suite.

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