Un refresco verde desata la alarma terrorista?en?el metro?de?Nueva York

«Es la primera vez que recibimos una amenaza tan específica». El alcalde de Nueva York, el millonario Michael Bloomberg, alertaba así en la tarde del jueves sobre las informaciones recibidas acerca de «creíbles» planes terroristas para atentar en el metro de la ciudad. Ayer, en plena hora punta, la céntrica estación de trenes conocida como Penn Station cerraba sus puertas durante una larga hora para retirar de sus taquillas una botella de plástico abandonada que contenía un líquido verde ante el temor de que fuera un agente tóxico. Escoltado por su jefe de policía, Raymond Kelly, el alcalde confirmó que una operación de la CIA y el FBI realizada esta semana en Irak, en la que se detuvo a tres miembros de Al Qaeda, reveló que al menos una veintena de terroristas habrían viajado hasta la Gran Manzana para atentar en la red de me-tro. Y añadió que «esta clase de amenaza, específica pero no confirmada, no se recibe todos los días». El republicano señaló que tenían datos concretos sobre «la fecha, el lugar y el método». No obstante, desde Washington, el Departamento de Seguridad Interior minimizó la alerta diciendo que era de «credibilidad dudosa» aunque indicaron que las investigaciones seguían en marcha. El portavoz de George W. Bush repitió ayer esas mismas palabras para referirse a lo ocurrido, mientras que el presidente no quiso entrar a valorar si las autoridades neoyorquinas habían sobrerreaccionado al hacer público el aviso. «Nuestro trabajo es reunir información de inteligencia y pasarla a las autoridades locales, y ellos hacen los juicios que creen necesarios para responder», señaló el mandatario. A pesar del desinfle de la ame-naza, y que el nivel de alerta naranja permaneció intacto en la ciudad de los rascacielos, el alcalde ordenó incrementar la vigilancia en la red de transporte público, con más agentes de uniforme y paisano y perros adiestrados. La policía anunció que intensificarán los registros al azar que realiza en las estaciones de metro y trenes a todos aquellos que lleven mochilas, bolsos o carritos de bebé, una medida adoptada tras los atentados de julio en Londres. Fruto, para muchos, del celo policial fue el incidente que ayer se registró en Penn Station, en los sotános del Madison Square Garden, que durante una hora mantuvo en vilo a la ciudad, después de que un ciudadano avisara a los agentes al sospechar de una botella de refresco abandonada. Policías con uniformes especiales acordaron la zona, próxima a las taquillas, y retiraron el objeto para examinar si contenía agentes tóxicos. Una portavoz de la estación señaló que los servicios volvieron a la normalidad y que la botella no supuso en ningún momento una amenaza para los pasajeros.