Diario de León

El ministro de Justicia italiano le exige que dé los nombres y la oposición apoya al magistrado

El fiscal antimafia acusa a políticos y policías de encubrir a un capo siciliano El mafioso es muy escurridizo y misterioso

Bernardo Provenzano, jefe de la Cosa Nostra, lleva 42 años en paradero desconocido

Último retrato robot de Bernardo Provenzano

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Juan Lara - roma
León

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Las declaraciones del nuevo fiscal nacional antimafia, Pietro Grasso, de que policías, políticos y empresarios cubren al capo de la Cosa Nostra siciliana, Bernardo Provenzano, que lleva 42 años en paradero desconocido, ha desatado una fuerte polémica y el ministro de Justicia le ha pedido que dé los nombres. «Visto el cargo que ocupa, debe clarificar sus palabras y dar los nombres», afirmó el ministro de Justicia, Roberto Castelli, pocas horas después de que Grasso en su primera entrevista televisiva -emitida la noche del viernes- afirmara con rotundidad que la contumacia del boss Provenzano, de 74 años, la encubren además de su clan, políticos, empresarios y fuerzas de policía. Las palabras de Grasso han causado una tormenta y dividido a los políticos. Carlo Taormina, de Forza Italia, le pidió que «diga nombres para demostrar que no son acusaciones sin fundamento», y Enzo Fragala, de Alianza Nacional, afirmó que le «sorprende» que el fiscal acuse a todos, menos a su colectivo, los magistrados. El centro izquierda le ha mostrado pleno apoyo y así la ex comunista Anna Finocchiaro se mostró convencida de que Grasso «tiene elementos» y Sergio Mattarella, del grupo centrista Margherita, precisó que el fiscal «no habla por hablar». Grasso acudirá a la Comisión Parlamentaria que se ocupa de los servicios secretos y de la criminalidad organizada, cuyo presidente, el ex ministro de Interior y siciliano Enzo Bianco, aseguró ayer que en la sociedad de Sicilia «existe una zona gris en la que Provenzano habrá gozado de protectores». Investigaciones Ante la polémica desatada, Grasso precisó que no ha dicho nada nuevo y que basta leer las actas de las investigaciones policiales para ver la implicación de los sectores que ha denunciado. Entre los nombres de personas que han encubierto al gran jefe entre los jefes de Cosa Nostra, que aparecen en los documentos policiales, Grasso destacó al ingeniero Mario Fecarotta, «una persona insospechada», al perito Pino Lipari; al médico Giuseppe Di Noto detenido en una operación policial en la que se esperaba arrestar a Provenzano, y Michele Aiello, conocido como el «rey de las clínicas privadas» de Sicilia y considerado uno de los grandes encubridores del capo. Grasso recordó los nombres de agentes investigados como el mariscal de la Dirección Antimafia Giuseppe Ciuro y el de Carabineros Giorgio Riolo. Riolo, según las acusaciones, era el que colocaba micrófonos para espiar a la mafia y después se descubrió que avisaba a Aiello y le decía donde estaban colocados. De los políticos señaló a Francesco Campanella, de 33 años, ex presidente del Consejo Municipal de Villabate (Sicilia), acusado de haber falsificado un carné de identidad a nombre de Provenzano para que pudiese moverse sin problemas. Bernardo Provenzano, conocido como «Zio Binnu» (Tío Bernardo) nació en 1933 en Corleone. Comenzó su carrera mafiosa con el histórico Liccio Liggio y con Salvatore Tottó Riina, que cumple cadena perpetua y estaba considerado el jefe de la Cosa Nostra. Escurridizo y misterioso, está en paradero desconocido desde hace 42 años y está condenado a tres cadenas perpetuas. La única foto que se tiene de él es de 1958. Está considerado la «mente» del reciclaje del dinero negro por parte de la mafia y gran capo tras la detención de Riina. Recientemente se supo que en octubre del pasado año viajó a Francia donde en un hospital de Marsella se operó de próstata adoptando la identidad de un jubilado siciliano. Gracias a las informaciones aportadas por médicos y enfermeras se ha reconstruido un nuevo retrato.

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