Un amigo de los Bush, en el banquillo de los acusados por el caso Enron

Un caso que tiene que ver con mentiras, no con números. De esta forma definió el fiscal del estado el esperado juicio que comenzó ayer en Houston (Texas) contra el fundador del gigante Enron, Kenneth Lay y su consejero delegado, Jeffrey Skilling, responsables de una de las mayores bancarrotas en la historia de Estados Unidos. John Hueston, quien de salirse con la suya les pondrá entre rejas para el resto de sus vidas, fue directo en su primera intervención frente al jurado: «Este caso trata sobre mentiras y elecciones. Ellos (Lay y Skilling) eligieron mentir». El propósito: maquillar las maltrechas cuentas de resultados para ocultar una abultada deuda para poder seguir alimentando la imagen de Enron como compañía modelo, como espejo del éxito y los negocios bien hechos. La burbuja estalló a finales de 2001 cuando la multinacional de gas natural y electricidad, por entonces la séptima compañía de Estados Unidos con un valor en bolsa de 68.000 millones de dólares, se declaró en quiebra. Sus implicaciones en el mundo económico y financiero fueron demoledoras, un antes y un después en la cultura corporativa estadounidense que desató una crisis de confianza en Wall Street, que se apuró para fijar reglas más severas de transparencia empresarial. El caso llega sin rodeos hasta el presidente estadounidense, amigo personal de Lay, acusado ahora de conspiración y fraude y que mantuvo una estrecha relación con la familia Bush desde los años 80, siendo el principal contribuyente para las sucesivas campañas electorales de Bush padre e hijo. El millonario fue clave para que ambos llegaran a la Casa Blanca gracias a sus generosas donaciones. Una relación que fue más allá, como muestran afectuosas cartas enviadas por George W. Bush a «Kenny boy», como aquella fechada el 14 de abril de 1997, cuando era gobernador de Texas, en la que le felicitaba por su 55 cumpleaños y se honrada por su amistad. La Casa Blanca se ha apresurado a deslindarse de Lay. «El presidente ha dicho de forma reiterada que los altos ejecutivos empresariales son responsables ante sus accionistas de respetar las normas y quienes no lo hacen deben rendir cuentas», dijo un portavoz el lunes. KENNETH LAY EL fundador de Enron mantiene una estrecha relación con los Bush desde los 80