Diario de León

La secretaria de Estado no se reunirá en su viaje a la zona del conflicto con la milicia chií

Condolezza Rice no pedirá un alto el fuego inmediato en su visita a Tel Aviv

Washington gana tiempo en la ONU para que su aliado pueda aplastar a Hezbolá

La secretaria de Estado norteamericana, Condolezza Rice, ayer, durante la rueda de prensa

La secretaria de Estado norteamericana, Condolezza Rice, ayer, durante la rueda de prensa

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Oscar Santamaría - corresponsal | nueva york
León

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Doce días después de que estallara la actual crisis en Oriente Medio, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, llegará a la región para intentar, a su manera, poner orden y otorgar a Estados Unidos una relevancia en el conflicto que no ha querido tener hasta ahora. Tratará de detener los enfrentamientos entre el Ejército israelí y las milicias Hezbolá. Eso sí, no tiene interés de que esto ocurra a corto plazo. Rice volará el domingo hacia la zona, con escalas en Israel y Cisjordania, para después reunirse con cancilleres europeos y árabes en Roma. Antes de partir, ella y George W. Bush mantendrán un encuentro con el ministro saudí de Asuntos Exteriores y el jefe de los servicios secretos de este país árabe. Al anunciar los detalles de su viaje, la jefa de la diplomacia americana anunció que Estados Unidos hará llegar ayuda humanitaria al Líbano. Lo que no está en la agenda es que Rice exija a Israel un alto el fuego inmediato, tal y como pidió el jueves el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, y que respalda la inmensa mayoría de la comunidad internacional. Washington no comparte este punto, esencial para frenar la escalada de violencia y dar una oportunidad a la diplomacia. Parece no tener prisa por zanjar el conflicto. Antes, según dijo Rice, se tienen que dar ciertas condiciones para asegurar que la paz es duradera y que no hay vuelta atrás a la situación quese vivía antes de la crisis. Estados Unidos frena a la ONU Para la Casa Blanca, la milicia chií es la fuente del problema. En esta línea, según reveló The New York Times esta semana citando fuentes oficiales, Estados Unidos habría garantizado a Israel un plazo mínimo de una semana para llevar a cabo su ofensiva militar que tiene por objetivo destruir a Hezbolá. Bajo la consigna de dar tiempo y luz verde a Israel, se interpreta también en algunos pasillos y despachos de la ONU las maniobras de su embajador, John Bolton, por dilatar lo más posible cualquier pronunciamiento del Consejo de Seguridad que llame a un alto el fuego. El poderoso órgano ejecutivo de Naciones Unidas no ha sido capaz, en todo este tiempo, de ni siquiera emitir un comunicado condenando la situación y llamando a las partes a cesar las hostilidades. Bolton es el encargado de romper el consenso necesario para hacerlo, insistiendo una y otra vez que no se puede negociar con un grupo terrorista como Hezbolá. La Administración Bush está respaldada además por el Congreso, controlado por los republicanos, que el jueves voto a favor del derecho de Israel a defenderse. «Siria sabe lo que tiene que hacer», dijo la secretaria de Estado, en alusión a que, antes de nada, Damasco debe pedir a Hezbolá que libere a los dos soldados israelíes y que ponga fin a sus ataques. Pero algunos analistas dudan del éxito de su viaje, ya que durante su estancia en la región no tiene previsto reunirse con Hizbulá, o con quienes, como reiteran una y otra vez desde Washington, estarían detrás suyo: Siria e Irán.

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