Diario de León

El texto pide el «cese completo de las hostilidades» y tendrá que aprobarlo el Consejo de Seguridad | Análisis | La diplomacia |

EE.UU. y Francia pactan un acuerdo para detener la guerra del Líbano Un alto el fuego que desestabiliza la balanza

Tel Aviv estudia la propuesta y los milicianos no la acatarán si los hebreos no se retiran La resolución que votará

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Eugenio García Gascón Miguel Murado - jerusalén
León

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Estados Unidos y Francia completaron ayer la redacción de un borrador de resolución con la que se pretende detener la guerra de Líbano, y que se presentó ante el Consejo de Seguridad de la ONU para su aprobación, algo que debido a los procedimientos vigentes no podrá verificarse hasta hoy como muy pronto. Las dos potencias que han conducido las negociaciones durante los últimos días mostraron su satisfacción con un texto que ha sido testigo de una dura batalla lingüística en la que Estados Unidos ha defendido los intereses de Israel. En París, la oficina del presidente Jacques Chirac confirmó el acuerdo y dijo que el borrador «hace un llamamiento para un completo cese de las hostilidades y a trabajar para un alto el fuego permanente y una solución a largo plazo». Según los términos del texto, habrá un inmediato cese de los ataques de Hezbolá y un inmediato cese de todas las operaciones militares que lleva a cabo Israel, pero el estado hebreo podrá atacar a Líbano si es atacado por las milicias. En el sur de Líbano se creará una zona donde solamente se permitirá que lleven armas el ejército libanés y las fuerzas que tengan un mandato expreso de la ONU. Fuerza multinacional Francia impuso su criterio de que más adelante el Consejo de Seguridad apruebe una segunda resolución mediante la que se creará una fuerza multinacional, se establecerán las fronteras de Líbano en lo tocante a las Granjas de Sheba y se determinarán los procedimientos para el desarme de Hezbolá y el despliegue del Ejército libanés. En las primeras reacciones de las partes implicadas, Israel manifestó que está estudiando el texto mientras que Hezbolá aseguró que continuará combatiendo mientras no se hayan retirado de Líbano todos los soldados israelíes. «Vamos a aceptarlo con la condición de que ningún soldado israelí se quede en territorio libanés. Si se quedan, no la acataremos», dijo el ministro de Hezbolá Muhamad Fneish. En paralelo a la diplomacia, Israel llevó a cabo numerosos ataques en Líbano. El más destacado ocurrió en Tiro, uno de los puntos desde donde los milicianos disparan cohetes contra Israel y donde según el ejército había una lanzadera de cohetes de largo alcance. Los restantes ataques se cobraron la vida de ocho personas a lo largo del día. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, está satisfecho con el proyecto de resolución para poner fin a las hostilidades entre la milicia libanesa Hezbulá e Israel, dijo ayer el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, quien aseguró que Bush conoce los detalles de la resolución y «está contento con ella». La guerra que se lleva a cabo en Líbano se trasladaba ayer a Tejas, aunque, por suerte para sus habitantes, tan sólo en su parte diplomática. Allí le preparaban anoche a Condoleezza Rice una habitación en el famoso rancho del presidente George W. Bush, donde ambos pasarán el fin de semana discutiendo la resolución que deberán aprobar las Naciones Unidas la semana que viene. Algo ha trascendido de esa resolución de tregua inmediata. Y lo primero que ha trascendido es que no será inmediata. Lo segundo, que, en un desafío al lenguaje, este alto el fuego bilateral sólo sería obligatorio para uno de los dos lados. Y no va a ser Israel. Israel no tendrá que retirarse del Líbano y todo indica que la misma aviación que confundió a un grupo de agricultores kurdos que descargaban vegetales con un grupo de guerrilleros chiíes que descargaban armas, podrá seguir respondiendo cada vez que se sienta amenazada, ya sea por la artillería o la horticultura. Pero las incomodidades que pueda experimentar una urbanita como Rice en un rancho tejano no serán nada con las que habrá tenido que afrontar su secretario David Welch ayer en Beirut. Welch tiene la misión de «venderle» al Gobierno libanés este plan de paz que no incluye la paz. Y esto en un momento en que el amigo americano de la «Revolución de los Cedros», ha perdido muchos puntos a ojos del libanés medio. A Welch le habrá bastado mirar por la ventana de su hotel para comprobarlo: el Ejército había tomado ayer el centro de la ciudad para prevenir, simplemente, que la multitud le linchase. Lo que ofrecerá Welch al Gobierno libanés es, básicamente, lo que Hezbolá ha pedido siempre: que Israel devuelva a los libaneses que mantiene como rehenes (algunos desde hace décadas) y que se retire de las Granjas de Chebaa, un minúsculo territorio libanés que ocupan. Pero se trata de que el mérito de esto se lo lleve el Gobierno libanés y que, a cambio, ayude a desarmar a Hezbolá. Para eso, se prevé un embargo de armas a la milicia y un refuerzo del Ejército libanés. Mientras, en Israel, y salvo por el permiso a seguir disparando a voluntad, hay puntos de la resolución que no gustarán. Es Unifil (la misma Unifil a la que los israelíes han estado bombardeando estos días), la que tendrá la misión de vigilar el embargo de armas a Hezbolá. la situación. Es fácil

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