La mayor ofensiva de Hezbolá se salda con catorce israelíes muertos

El conflicto armado entre Israel y la guerrilla de Hezbolá vivió ayer uno de sus episodios más intensos. Los milicianos libaneses lanzaron uno de sus ataques más duros desde que empezó la contienda, que se saldó con la muerte de doce soldados reservistas israelíes en el pueblo de Kfar Guiladi, en la frontera con el Líbano, a consecuencia del impacto de un misil katiusha y de al menos dos civiles en Haifa. Además de la ofensiva en Kfar (registrado a primera hora de la mañana), se produjeron más de una treintena de impactos en la ciudad de Kiriat Shmoná, situada un poco más al sur. Decenas de cohetes cayeron también en Tiberíades, Haifa y en más de una decena de localidades. «Este ha sido un ataque con muchas víctimas, muy duro, uno de los más duros hasta ahora, hemos tenido que repartir nuestras fuerzas entre muchos lugares y había muchos heridos», relató Shimón Abutbol, jefe de operaciones de la Estrella Roja de David en el norte de Israel. Lo cierto es que la respuesta del Ejército judío no se hizo esperar y sólo unas horas después se intensificaron los bombardeos en distintas zonas del sur de Beirut. El balance fue igualmente trágico: catorce personas, en su mayoría civiles, perdieron la vida y otras quince resultaron heridas, entre ellas tres cascos azules chinos pertenecientes a la Fuerza Interina de la ONU en el país. Los caza bombarderos israelíes lanzaron seis bombas sobre los ya devastados barrios de la periferia sur de la capital, un feudo del Hezbolá chiita libanés, en el vigésimo sexto día de la contienda. A media tarde, los combates se recrudecieron y la guerrilla libanesa lanzó un nuevo ataque con misiles de corto alcance en la ciudad de Haifa, la tercera más importante de Israel. Al menos dos personas, un hombre y una mujer, murieron y otras 60 resultaron heridas. Entre cinco y siete cohetes hicieron blanco en varios lugares de la ciudad y uno de ellos impactó en un edificio que acabó desplomándose, y del que fueron rescatados tres vecinos que habían quedado atrapados. Siria echó más leña al fuego en la jornada de ayer y declaró abiertamente que responderá a cualquier ataque israelí. El jefe de prensa de la diplomacia siria, Walid Muallem, aseguró a su llegada a Trípoli que la posición de su país en esta con-tienda está muy clara y que no consentirá ninguna afrenta del Ejército judío. El ministro de Relaciones Exteriores sirio fue todavía más contundente y, tras una pregunta de un periodista sobre los riesgos de una escalada de la violencia en Oriente Medio, advirtió: «Bienvenidos a la guerra regional». Campaña en Palestina Por otra parte, el presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, tachó ayer de «inaceptable» la detención de su homólogo en el Parlamento palestino, Aziz Duweik, por parte del Ejército israelí en la noche del pasado sábado.