Diario de León

Hacía informes por encargo de políticos, financieros, famosos o simples ciudadanos

Una red de escuchas ilegales espió a miles de italianos desde 1997

Funcionarios de Justicia y policías corruptos estaban en la nómina de la banda de extorsión Italia pone

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María Signo
León

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Nadie se libraba en Italia de ser espiado durante sus contactos telefónicos. Es la conclusión de la investigación llevada a cabo por la Fiscalía de Milán sobre el nuevo escándalo que salpica el país, y con la principal empresa telefónica del país, Telecom Italia, como protagonista. Al caso de las escuchas ilegales, que llevó el miércoles a la detención de 21 personas entre las que se encuentran 11 policías y carabinieri, se le une el discutido plan de reorganización de la compañía de telefonía, al que el Gobierno de Romano Prodi se opone. Los detenidos están acusados de «asociación para delinquir» a través de una red de escuchas telefónicas para obtener informaciones confidenciales sobre miles de ciudadanos desde 1997. Dos de los implicados son Giuliano Tavaroli, hasta hace poco responsable de los sistemas de seguridad de Telecom, y Emanuele Cipriani, que dirigía una oficina de detectives en Florencia con estrechos contactos con los servicios secretos (Sismi). Ambos están acusados de dirigir el sistema de escuchas. Los datos obtenidos constituían «un instrumento de presión, amenaza y extorsión» explican los investigadores. Además, existen indicios de la implicación en la red del poder judicial, lo que está siendo investigado por el Ministerio de Justicia. Futbolistas a empresarios El sistema, que nació con la intención de controlar a los empleados de Telecom y de Pirelli, pasó a espiar a políticos, empresarios, hombres de negocios, pero también a futbolistas, gentes del espectáculo, periodistas y miles de ciudadanos. En las listas publicadas ayer se leen los nombres de los hermanos Benetton, del empresario de calzado Diego della Valle, del futbolista Vieri o del hasta hace poco presidente de la Federación de Fútbol, Franco Carraro. Este escándalo está relacionado con el espionaje político del que fue víctima Alessandra Mussolini durante la campaña a los comicios regionales del 2005. Y la supuesta ayuda de Telecom a los servicios secretos italianos y a la CIA en el secuestro del imán Abu Omar por agentes norteamericanos en Milán. En julio pasado Adamo Bove, ex responsable de los servicios informáticos de Tim (el departamento de telefonía móvil de Telecom), fue encontrado muerto en «circunstancias sospechosas» tras caer de un viaducto en Nápoles. Su familia denunció que había recibido muchas presiones sobre todo tras haber sido interrogado sobre la red de escuchas. Los espías recogían todo tipo de información en clara violación del derecho a la intimidad y de la estricta ley italiana de la privacidad. Además, la red pasaba a Telecom Italia facturas millonarias por «sus servicios». Hasta ahora se han logrado identificar 13 millones de euros en bancos de Suiza y Luxemburgo. Lo que en Italia se preguntan es el papel del presidente de Telecom, Marco Tronchetti Provera que dimitió del cargo tras la polémica sobre la reorganización de la empresa. Aunque la Fiscalía de Milán no lo ha investigado Tavaroli, uno de los detenidos, era uno de sus principales colaboradores. El tercer jefe de la red es Emanuel Cipriani, titular de una conocida agencia de investigación. Además, tenían estrechos contactos de intercambio de información con los servicios secretos italianos (SISMI), nada menos que a través de su «número dos», Marco Mancini, ya implicado en el caso del secuestro del imán de Milán Abu Omar por agentes de la CIA.

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