Hillary Clinton hace historia y bate el récord de donaciones electorales

Aquellos que afirmaron que esta iba a ser la campaña electoral más cara de la historia no se equivocaron. A falta de casi dos años de las presidenciales, las cifras oficiales difundidas en las pasadas horas por algunos precandidatos a la Casa Blanca no dejan lugar a dudas, pulverizando récords. La primera de la lista es la senadora demócrata Hillary Clinton, quien en los tres primeros meses del año recaudó 26 millones de dólares, a los que hay que sumar otros 10 millones que le sobraron de su campaña para ser reelegida senadora el año pasado. La ex primera dama recaudó el 80% a través de donaciones de 100 dólares o menos, mientras que 4,2 millones fueron recolectados por Internet. Pero la mayor sorpresa la dio ayer el ex gobernador republicano de Massachusetts Mitt Romney, quien amasó en el mismo período 23 millones de dólares, una cifra desmesurada para un contendiente relativamente poco conocido. Por su lado, el ex alcalde de Nueva York, y de momento candidato favorito en el bando republicano, Rudolph Giuliani, consiguió 15 millones, 10 de ellos solo en marzo. Le sigue el demócrata John Edwards con 14 millones (tras un aluvión de donaciones después de anunciar el cáncer de su esposa). Ni el senador negro Barack Obama (demócrata) ni John McCain (republicano) han hecho aún públicos sus resultados correspondientes al primer trimestre del año. Algunas voces aseguran que Obama habría superado también la marca de los 20 millones. La Comisión de Elecciones calcula que los candidatos se gastarán de forma conjunta 1.000 millones de dólares en su carrera hacia la Casa Blanca 2008. Quien no consiga al menos 100 millones a finales de año tendrá poco que hacer. Según la normativa vigente, cada donante puede dar 2.300 dólares para las primarias y las presidenciales, pero los candidatos pueden recaudar más recursos a través de donaciones ilimitadas a los comités de los partidos, que organizan conferencias y cenas, o recolectan dinero de parte de los poderosos lobbys, grupos de presión que pueden llegar a recoger miles de cheques para el aspirante sobre el que pretenden tener influencia. Los aspirantes pueden disponer de dinero público, que llega a las arcas del estado a través de las declaraciones de la renta que voluntariamente marquen la casilla indicada.