Diario de León

| Reportaje | Los móviles, protagonistas |

«Ahora tendremos que vivir con esto toda la vida»

Publicado por
Mercedes Gallego - nueva york
León

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La cámara se mueve en todas direcciones y finalmente queda casi a la altura del suelo. Los disparos suenan con una cercanía estremecedora y en las ventanas del edificio de enfrente se pueden ver los fogonazos de luz que le acompañan. Detrás está Jamal Al-Barghouti, un estudiante con un teléfono móvil. Así se recogía el testimonio más directo de la peor masacre que haya dejado un tiroteo en la historia de Estados Unidos. La era de los móviles equipados con cámaras e internet marcaba una nueva etapa. El vídeo de amateur sin editar, ahogado por el sonido del viento, había sido visto un millón de veces en el portal de la CNN apenas una par de horas después de que se colgara. «¡Guau!», se le escucha decir asustado cuando uno de los disparos suena demasiado cerca. A su alrededor se despliega la policía vestida de combate, se acaba la grabación. «Me obligaron a irme de allí, cuando les vi me di cuenta de aquello era serio». Encerrada en el despacho de una profesora, Tiffany Otey leía ansiosamente junto a sus compañeros las noticias de lo que estaba ocurriendo en su universidad a través de la pequeña pantalla de su teléfono. Los disparos la habían sorprendido alrededor de las 9.30 durante un examen de ingeniería en el que participaban otros 20 alumnos. «Al principio no sabíamos lo que ocurría, pero luego la puerta se abrió de golpe y entró una chica temblando que decía que algo malo estaba pasando en el piso de abajo», contó a una cadena de televisión local. En los rincones del edificio Norris Hall, los estudiantes escondidos agotaban las baterías narrando en directo a sus amigos la aventura que estaban viviendo, después de informar a sus padres que estaban bien. «He recibido un montón de llamadas de mis amigos y de mi familia», decía Matt Waldron. No llegaba a tanto la cosa, pero aunque los vídeos de Irak inundan YouTube, los soldados estadounidenses no están tan bien equipados con el último juguete tecnológico como los estudiantes de esta universidad privada donde ayer se rompió la inocencia. «Para los que han muerto ya se acabó todo, pero para los que lo hemos visto acaba de empezar», sollozaba una chica. «Tendremos que vivir con esto toda nuestra vida».

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