Bush afrontará el último año de su mandato sin su principal asesor

Karl Rove, el colaborador más cercano de George W. Bush y el cerebro detrás de todas sus victorias electorales, anunció ayer que dejará su puesto en la Casa Blanca a finales de mes para volver a Texas y dedicar más tiempo a su familia. La noticia cayó como una bomba en Washington, marcando el principio del fin de una era, de una forma de hacer política. «Estoy agradecido por haber sido un testigo de la historia. Ha sido una decisión difícil», señaló Rove en breves declaraciones a la prensa en los jardines de la residencia presidencial, a escasos metros de Bush, quien apenas pudo ocultar su pesar. Con la voz ligeramente entrecortada, señaló que llevaba un año pensando en presentar su renuncia pero que ahora es el momento adecuado. El presidente le refrendó su estrecha amistad y, en referencia a la cercanía del final de su segundo mandato, señaló que en breve seguirá sus pasos. Asimismo, le agradeció los «enormes sacrificios» que ha hecho para servir a la nación. Algo con lo que sus críticos no están, ni mucho menos, de acuerdo. Porque si desde siempre Rove ha sido visto como alguién de quien desconfiar, ha sido en los últimos tiempos cuando fue acorralado por los escándalos. Primero, en el caso de la ex espía Valerie Plame, cuya identidad fue revelada desde la Casa Blanca con todas los dedos apuntando a Rove, que finalmente salió indemne. Segundo, por el despido de ocho fiscales federales por lo que los demócratas creen motivos políticos y que habrían sido ordenados por Rove. En los últimos meses también le ha tocado ver cómo la oposición arrebataba a los republicanos el control del Congreso, una clara derrota de la que Rove fue uno de los principales responsables. Una de las muchas reacciones que llovieron tras su renuncia resumió el sentir de la oposición. Fue la del precandidato demócrata a la Casa Blanca, el senador Barack Obama, quien señaló que Rove «fue el arquitecto de una estrategia política que ha dejado a este país más dividido y al pueblo americano más alejado del gobierno que nunca».