El retorno de los «primos de los EE.UU.» puede alterar la lógica línea de mando

Los grandes clanes de Nueva York -Gambino, Bonanno, Lucchese, Genovese y Colombo- llevaban tres años tratando en silencio para pactar el regreso de quienes huyeron de la matanza de los Corleone. Lo Piccolo, que había establecido lazos en los noventa, ha sido el mediador, y el propio Provenzano ha dado el visto bueno. Todo por dinero, claro. Los 'primos' americanos abren muchos campos de negocio y Cosa Nostra está dispuesta a olvidar. Un apellido simboliza este cambio de rumbo, los Inzerillo. Masacrados de 1981 a 1983 por Totó Riina -«De estos no tiene que quedar ni la semilla», dijo- aceptaron una rendición sin honor, gracias al 'capo' neoyorquino Charles Gambino. La 'Comisión', el comité de familias de Sicilia, acordó que salvarían la vida si no volvían jamás a la isla. Así ha sido hasta este año. Por sorpresa, los últimos de los Inzerillo han comenzado a regresar a su barrio de Palermo, Passo di Rigano. También han reaparecido los Spatola, Di Maggio, Torretta, Bosco, Di Maio... las viejas familias arrasadas por los feroces y rurales corleoneses, Por eso para Rotolo y otros jefes saltaron las alarmas. Una conversación suya grabada es de película: «Estos Inzerillo eran niños, pero han crecido, y no podemos dormir tranquilos. Si vienen a Italia los matamos a todos. Tienen siempre sus muertos delante, eso no se olvida. Se sientan a la mesa y falta este y el otro. Se tienen que ir, por el bien de todos». Los primos americanos han vuelto. Rotolo y Lo Piccolo están en la cárcel. Messina Denaro anda suelto. Vuelve a abrirse el juego.