Diario de León

Tanto Clinton como Obama se disputan hoy el voto femenino en la cita del estado de Maine

Una jornada más y todo continúa igual

Los conservadores humillan a McCain y le dan esperanzas a Huckabee con una sonora victoria Bush rompe

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María Luisa Azpiazu - washington
León

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Una jornada electoral más, y todo sigue igual. Pero el pertinaz empate que mantienen Hillary Clinton y Barack Obama empieza a poner nervioso al Partido Demócrata que, cada vez con más apremio, quiere tener un candidato y alinearse tras él. Aunque Obama fue el vencedor demócrata de la noche del sábado -ganó en todos los estados, Nebraska, Luisiana y Washington- se repartirá proporcionalmente con Hillary los 158 delegados demócratas en juego. Mientras, Mike Huckabee, el ganador republicano en Kansas y Luisiana, se llevó los 56 delegados de estos estados. McCain sólo ganó por los pelos en el estado de Washington. Todo indica, por tanto, que las pretensiones de conseguir aclarar al candidato demócrata cuanto antes, ya aireadas por el Presidente del Partido, Howard Dean, tendrán que esperar.«Creo que tendremos un candidato para mitad de marzo o en abril», aseguró Dean, quien no ocultó su temor ante la posibilidad de que esto no vaya a ser así, porque, dijo, «no podemos afrontar» una Convención abierta. Si las primarias que quedan, entre ellas varias claves, como las que se celebrarán el próximo martes en el área del río Potomac, -Maryland, Virginia y Washington DC- y después en estados potentes como Texas, Ohio y Pensilvania, siguen repartiendo delegados equitativamente entre los dos candidatos, el futuro pinta negro.En ese caso, los analistas apuntan la posibilidad de que sean los «superdelegados», -que reciben esta condición en función de su cargo, pero que no son elegidos y votan finalmente según sus preferencias- los que decidan el candidato. Los «superdelegados» son miembros del aparato del partido tanto en los diferentes estados como a nivel nacional. Hay entre ellos varias luminarias como, por ejemplo, los ex presidentes. Tienen asiento y voto en la Convención y son alrededor de 800. La posibilidad de que sean estos «superdelegados» no elegidos, y no los emanados de los votos de las primarias y los «caucus», los que vayan a decantar la candidatura demócrata levanta ampollas entre muchos demócratas. Donna Brazile, estratega demócrata y una clásica de las últimas campañas, asesora de Bill Clinton y Al Gore, fue así de tajante: «Si 795 de mis colegas deciden esta elección, dejo el Partido Demócrata. Hasta este momento, Clinton ha cortejado mejor a los superdelegados que Obama y lleva mejor recuento -193 contra 106- pero quedan otros 500 por recabar, y la lucha, también ahí, se puede dar a muerte. Con este panorama demócrata de fondo, todo parece indicar que el republicano John McCain, que a pesar de la victoria de Huckabee hoy en Kansas y Luisiana, se ha quedado sin rival efectivo en esta campaña, tiene las cosas más fáciles. Pero todo depende de cómo se mire. A pesar de su división -o precisamente por ella- los estrategas demócratas han comenzado a dar los pasos necesarios para que su candidato, sea quien sea finalmente, pueda batir en noviembre a McCain, que ya se perfila como «el» candidato republicano. Según el diario The Politico, los demócratas están ya preparando «munición» para torpedearlo durante la campaña electoral y han desempolvado algunas de sus últimas confesiones respecto, por ejemplo, a la economía. «Los asuntos económicos son algo que yo no entiendo tan bien como debiera», dijo McCain durante la campaña en Nuevo Hampshire. Son sus propias palabras las que piensan utilizar en su contra. Igual pasará con sus posiciones respecto a la guerra de Irak, un asunto en el que los demócratas están decididos a demostrar que, votar a McCain será tanto como votar «un tercer mandato de George W.

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