El huracán «Ike» perdona a La Habana pero amenaza a los pozos petrolíferos

El huracán «Ike» perdonó ayer a La Habana al dirigir su trayectoria hacia el oeste, aunque la dejó zarandeada con ráfagas de viento de hasta 120 kilómetros horas y bajo lluvias que se irán incrementando a lo largo del día. Tras 36 horas de recorrido por la isla, que obligaron a evacuar de mas de 1,2 millones de personas, el «Ike», ahora de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson de 5, dejó la capital cubana paralizada en horas de la mañana con ramas caídas, vallas derribadas y una constante lluvia, por momentos intensa. Pero las incidencias en La Habana, hasta ahora, no son nada comparadas con desastres en el oriente de Cuba, donde hubo al menos cuatro muertos y veinte heridos. Mientras los datos de los destrozos económicos comienzan a acumularse, la Defensa Civil dictó ayer la llamada «fase recuperativa» en las provincias orientales, desde Camagüey hasta Guantánamo, salvo en Granma, donde sólo un par de municipios están en esa etapa. Los muertos del «Ike» suman 70, ya que en Haití segó la vida de por lo menos 66 personas. Las cifras de viviendas destruidas o dañadas en el oriente cubano se cuentan por millares, al igual que las hectáreas de cultivo y las redes de electricidad arrasadas. Las lluvias que aún produce el «Ike» siguen causando inundaciones en varias provincias. Pozos petrolíferos El mortífero «Ike» se zambullía a primeras horas de la tarde de ayer en las aguas del golfo de México desde la costa norte de Cuba. Avanzaba amenazante contra las plataformas petroleras levantadas en el golfo de y la costa de sur estadounidense. Los meteorólogos prevén que al entrar en contacto con las aguas cálidas del Caribe se fortalecerá hasta alcanzar la categoría 3, que lleva vientos sostenidos de 150 kilómetros por hora. En su trayectoria, frente a las costas de Luisiana y Texas, están muchos de los pozos donde Estados Unidos extrae un cuarto de su crudo y el 15% de su gas natural. De nuevo los mercados se inquietaron con la posibilidad de una interrupción en la extracción. Lo mismo sucedió ante el paso del «Gustav» que finalmente no causó daños.