El Gobierno italiano congelará las hipotecas de los afectados

í. d. | l´aquila

Los extremos inverosímiles de la realidad italiana, incluso en catástrofes como la del terremoto, no terminan. Una de las víctimas, Loreto Antonini, recibió el miércoles una llamada de su banco para recordarle que, sintiéndolo mucho, ayer le tocaba pagar la cuota de la hipoteca, aunque ya no tiene casa, ha perdido a su hija y lo único que le queda son cinco euros. Esta historia, relatada por La Repubblica , causó ayer escándalo, como otras de los últimos días: bancos que cobran comisión por los donativos, episodios de pillaje en las ruinas, cobro de peaje en la autopista a los damnificados... El Gobierno garantizó ayer que se congelarán estas deudas, aunque la única medida ha sido una carta del ministerio de Economía a los bancos rogando que lo hagan.

La vida de las víctimas en los campamentos mejora, pero es dura. Por ejemplo, muchos siguen vestidos con el mismo pijama desde hace tres días y no hay duchas. La emergencia de las 29.000 personas desalojadas parece por fin estabilizada: 19.000, en 31 campos con 3.000 tiendas y 10.000, en 171 hoteles de la costa adriática. Son mayoría los que han preferido quedarse, pese a la incomodidad de las tiendas, porque desean estar cerca de sus casas.