Fallece el obispo Vilaplana a los 83 años víctima de una insuficiencia renal
La capilla ardiente se instalará hoy en el Palacio Episcopal a partir de las 18.00 horas
Antonio Vilaplana fue obispo emérito de León.
Monseñor Antonio Vilaplana Molina, que fuera obispo de León entre los años 1987 y 2002, falleció a las 2.30 de la madrugada del jueves en Valencia, a los 83 años, a causa de una insuficiencia renal. Ayer jueves quedó instalada la capilla ardiente en la residencia de las Cooperadoras de Betania, en Quart de Poblet (Valencia), y hoy viernes, a partir de las 10 horas, el arzobispo de Valencia, Monseñor Carlos Osoro, presidirá un funeral por su eterno descanso en el colegio Corpus Christi (El Patriarca).
Posteriormente sus restos mortales serán trasladados a León y aproximadamente a las 18.00 horas quedará instalada la capilla ardiente en el Salón del Trono del Palacio Episcopal, que permanecerá abierta hasta las 22.00 horas de hoy viernes, y durante la mañana del sábado.
El Obispo de León, Monseñor Julián López presidirá el funeral en la Catedral de León mañana a las 13.00 horas. Recibirá cristiana sepultura en la misma catedral, en la Capilla Penitencial, antigua capilla de San Andrés.
Antonio Vilaplana Molina nació en Alcoy (Alicante) el 28 de febrero de 1926. En 1939 ingresó en el Seminario Conciliar de Valencia como alumno interno. Fue ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1949. Amplió sus estudios eclesiásticos en la Universidad Gregoriana de Roma y tenía el título de doctor en Sagrada Teología por el -˜Angelicum-™ romano. De 1950 al 1952 fue cura ecónomo de la parroquia del Vall de Alcalá y encargado de la de Margarida, ambas pertenecientes a la archidiócesis de Valencia y provincia de Alicante.
El 16 de septiembre de 1976 fue nombrado por el Papa Pablo VI obispo de Plasencia y fue ordenado obispo en la catedral de esa ciudad el día 31 de octubre del mismo año. En esa diócesis llevó a cabo una intensa labor pastoral, que conjugó con sus obligaciones en el seno de la Conferencia Episcopal, en la que perteneció algún tiempo a la comisión permanente. El día 12 de febrero de 1987 el Papa Juan Pablo II lo nombró obispo de León, en sustitución de Juan Ángel Belda Dardiñá, que había presentado la renuncia a la sede por motivos de salud.
En León hizo su entrada como obispo el 15 de marzo de ese mismo año. Cuando cumplió los 75 años presentó la renuncia al Papa Juan Pablo II, quien se la aceptó el día 19 de marzo de 2002.