Diario de León

Entrevista | Cayetano González | director del observatorio internacional de víctimas del terrorismo

«Una sociedad de moral sana no puede olvidar a las víctimas del terrorismo»

Cayetano González, en el transcurso de la entrevista que mantuvo con este periódico.

Cayetano González, en el transcurso de la entrevista que mantuvo con este periódico.

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-¿Cuál es la misión del Observatorio Internacional?

-Se trata de un organismo que trabaja por las víctimas del terrorismo, para organizar actividades que permitan escuchar su voz porque tienen mucho que enseñarnos, para que las jóvenes generaciones de españoles conozcan de primera mano la cruda realidad de lo que ha sido el terrorismo en España y la peor consecuencia que es la existencia de las víctimas. Si tenemos democracia y libertades es gracias a que mucha gente se ha quedado por el camino y eso hay que explicárselo a las generaciones que vienen.

-¿Qué objetivo se persigue con la celebración de eventos de este tipo?

-Como dice el lema, Memoria, dignidad y justicia . Las víctimas lo hacen suyo para resumir las tres reivindicaciones que exigen. Pero no hay un objetivo concreto, más allá de dar voz a las víctimas y habilitar un marco y un espacio en el que las víctimas puedan intercambiar sus experiencias y relacionarse. Siempre recuerdo una llamada previa al congreso del 2008 de Cristina Cuesta, la portavoz de Covite, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco, que me dijo que para muchas víctimas dos o tres días de congreso suponen más que un año de tratamiento psicológico. El simple roce, darse cuenta de que el dolor es el mismo en Estados Unidos, en Colombia o en Gran Bretaña y en Irlanda, es importantísimo.

-También es básico que se den cuenta de que la sociedad no les da la espalda...

-El gran peligro que corremos en España es que las víctimas caigan en el olvido. A medida que ETA vaya desapareciendo, y esperemos que sea más pronto que tarde, podemos caer en la tentación de pensar que esto ya está en el olvido, que lo hemos superado. Pues no. Una sociedad que quiera ser moralmente sana nunca debe olvidar a las víctima del terrorismo. Yo lucharé para que cuando se escriba la historia de España, en el frontispicio de sus páginas estén las víctimas del terrorismo, porque creo que se lo merecen. Son los héroes de nuestro tiempo.

-¿Cuál es la distancia real a la que deben situarse los medios de comunicación respecto a las víctimas después de un atentado?

-Son dos planos diferentes. En lo material, hay alguno que puede buscar un poco el morbo y ahí debe de guiarnos un poco la autorregulación y el respeto a la intimidad de la viuda, lo padres o los hijos. Pero hay un segundo plano en el que los medios no deben ser neutrales, que es el de dar voz a las víctimas, aunque no siempre tienen razón en lo que dicen. El asesinato a cámara lenta de Miguel Ángel Blanco en 1997 fue un punto de inflexión y muchos medios rectificaron conductas nocivas.

-¿La actual política antiterrorista es buena, según las víctimas?

-No soy su portavoz, pero hay más tranquilidad que en la legislatura pasada. La negociación provocó mucho rechazo en la mayoría, secundado por muchos españoles. Las víctimas quieren que no se negocie con los terroristas, que no se les dé ninguna contrapartida por dejar de matar. Quieren la derrota absoluta total de ETA, que es el grupo terrorista que más daño ha hecho a los españoles y quieren que se haga justicia con los asesinos. Mientras que el Gobierno no se salga de ese carril y se apliquen las leyes, las víctimas estarán reconfortadas. Las cosas están razonablemente bien aunque en el plano personal me llama la atención que no se haya expulsado aún de los ayuntamientos al brazo político de ETA que es ANV. No es verdad que no haya argumentos legales para disolver esos ayuntamientos, por menos se hizo lo mismo en Marbella. Y de la misma manera, hay que aclarar que ocurrió con el chivatazo del Bar Faisán.

-¿Tiene el terrorismo fecha de caducidad?

-Me parecería una imprudencia tremenda poner fecha. Lo que sí creo es que el terrorismo en España ha perdido la batalla. Nos podrá dar algunos sustos todavía y generará algo de dolor, por supuesto, pero la ETA de 2010 no es la de hace 20 años, no hay más que ver las cifras. El mundo ha cambiado mucho y hay un aislamiento internacional desde el 11-S y la sociedad vasca cada vez presta menos apoyo al movimiento terrorista. Hay un hastío social, son ya muchos años conviviendo con el tiro en la nuca y además las instituciones han aprendido a hacerlo mejor. Cuentan con el apoyo inestimable de la Guardia Civil y la Policía.

-¿Qué influencia ha tenido la formación de un gobierno constitucionalista en el País Vasco?

-Llevan poco tiempo, pero hay cosas que ya van cambiando. Escuchar a Patxi López decir que su prioridad sería acabar con ETA y con la impunidad de quienes les apoyan, nunca se vio con Ibarretxe y eso ya es algo. El problema no está en Vitoria, sino en la Guipúzcoa profunda, donde hay bares con huchas para recaudar fondos a favor de los presos terroristas, o donde hay pintadas contra los zipayos (descripción despectiva de la Policía). También la actitud de la Policía Vasca ha cambiado notablemente. No es que los ertzaintas antes no quisieran detener a los etarras, sino que en sus superiores no había voluntad de acabar con ETA como la hay ahora. En cualquier caso, queda por delante una labor educativa importante para dar a conocer a los jóvenes vascos cuál es la verdad de la historia reciente y que no se distorsione la realidad de los 40 años.

-Al lehendakari Ibarretxe nunca se le invitó al congreso y Patxi López ha declinado la propuesta...

-Invitar a Ibarretxe hubiera sido violentar a las víctimas y tengo claro que son las verdaderas protagonistas del congreso, no los políticos. López no consideró conveniente dar ese pasos y aunque se le cursó la invitación, cree que no es conveniente su asistencia. Es una pena.

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