Diario de León

Y cuando hay toreros...

El fallo a espadas impidió a Perera acompañar en su salida a hombros a Hermoso de Mendoza y Manzanares, ante un encierro poco apto para el triunfo de Jandilla

La muleta poderosa y mandona de Manzanares no encontró en sus oponentes la colaboración adecuada.

La muleta poderosa y mandona de Manzanares no encontró en sus oponentes la colaboración adecuada.

León

Creado:

Actualizado:

Los toros de Jandilla, (dos de ellos con el hierro de Vegahermosa) no dieron ayer el juego esperado, y pese a la voluntad y el oficio de los diestros y los trofeos paseados la primera de feria se saldó con discretos resultados en lo artístico. El toreo con el capote de Miguel Ángel Perera fue lo más lucido de la tarde, pero perdió con los aceros un triunfo que había ganado con creces con las telas. Triunfó a lo grande Pablo Hermoso de Mendoza, que sí contó con la colaboración de un gran toro de Sánchez y Sánchez. Salieron por la puerta grande Manzanares, que firmó también la mejor estocada del festejo, y el rejoneador navarro. A pie, ovacionados, Manolo Sánchez y Perera.

En su primer toro Miguel Ángel Perera ya intentó recibir con el capote a pies juntos, para desplegar después en los lances de recibo, galleando al llevar al caballo y en el quite todo un repertorio de verónicas, chicuelinas, tafalleras y saltilleras. Buena parte de los capotazos, atornillando los pies en el suelo e intentando no enmendar la posición, lo que no siempre le fue posible. Variedad con el capote que el público agradeció con una cerrada ovación.

Inició el trasteo de muleta también muy firme, a pies juntos, y resolviendo con soltura los imprevistos de un toro con el viaje muy justo. Por la derecha bajó la mano y no se dejó tropezar el engaño, que perseguía el de Domecq saliendo con la cara alta. También tiró de la embestida por el pitón izquierdo, dándole distancia y perdiendo pasos para alargar el viaje.

El de Badajoz puso lo que le faltaba al toro y tiró de repertorio para componer una faena que en realidad el astado no tenía, aunque es cierto que, al igual que sus hermanos, tampoco sacó complicaciones. En su empeño por agradar el torero se pasó de faena, y el toro se puso complicado para matar. Le cambió los terrenos, pero ante el temor de que la espera enfriara los ánimos se precipitó con la espada y pinchó dos veces antes de dejar una entera caída, que le privaron de cortar trofeo.

Salió espoleado por el triunfo de sus compañeros en el que cerraba plaza, al que recibió con una larga cambiada de rodillas y cambió sin picar, para que el toro le durara más. Volvió a lucirse con el capote, recetando despaciosas chicuelinas en el centro del ruedo, algo deslucidas por el comportamiento del toro, que salía suelto. Muy dispuesto, brindó al público y colocó la montera sobre sus pies juntos, para citar desde el centro del ruedo. Le costó que arrancara el toro (a la naturaleza distraída del astado se sumaba cierto trajín y mucho paseo en el callejón) para pasárselo de manera ajustada por la espalda, antes de que el toro volviera a refugiarse en tablas en el lado opuesto de la plaza. Hasta allí fue el torero para insistir en los pases a pies juntos, sin enmendar, en un vibrante inicio de faena.

Trasteo basado en el pitón derecho, Perera dio al de Jandilla la distancia justa, sin atosigarle. Le dejó la muleta en la cara y enganchó adelante una embestida que parecía costar un mundo. Por el izquierdo bajó de tono la faena, aunque sacó una tanda limpia, pero con menos ligazón; y al final se metió entre los pitones para apurar todo lo que podía dar de sí el último de la tarde. Volvió a pinchar antes de dejar una casi entera, y paseó una oreja.

1397124194

tracking