Hijos menores, problemas mayores

«La última oportunidad». Así califican las trabajadoras de los Centros de Acción Socia (Ceas) del Ayuntamiento al Programa de Intervención Familiar (PIF). El último recurso para que el menor retorne al hogar o no salga de él. Un programa de detección, ayuda y seguimiento a las familias que tienen dificultad para cubrir las necesidades básicas de los hijos menores de edad, en riesgo de desprotección por falta de recursos económicos, educativos, personales o sociales.

Según la definición incluida en el programa, los destinatarios son familias multiproblemáticas, en muchos casos con problemas cronificados, que han recibido tratamientos fallidos anteriormente y habitualmente dependientes de los servicios sociales. Son familias que originalmente no tienen conciencia del problema, con tendencia a delegar responsabilidades y que requieren de la intervención de profesionales y servicios. Especificamente, las actuaciones se realizan en familias desfavorecidas, monoparentales, embarazos de alto riesgo, familias en cuyo seno se produce violencia y casos de separación o divorcio.

Las sesiones que llevan a cabo las educadoras con las familias se centran en la reeducación y reorientación de los padres y las relaciones con los hijos. La mayor parte de las sesiones tienen lugar en el domicilio de las familias afectadas y, en ocasiones, las educadoras son testigos directos de las «rabietas» o conflictos entres los progenitores y los niños. «En esos casos analizamos la situación y le explicamos a los padres como deben actuar para tratar de atajarla y que no vuelva a producirse», explica una de las trabajadoras.

Otra de las labores que se llevan a cabo es la educación en planificación familiar. Según comenta una de las psicólogas del programa, ha habido un evolución en el perfil de las familias incluidas en el programa, «cada vez tratamos con más familias numerosas, pero también monoparentales». A pesar de la intensidad del trabajo y la vigilancia de los casos por parte de muchas personas del entorno no siempre se logran los objetivos y el caso se remite a la siguiente «capa, la última», la que trata de evitarse. Entonces el camino empieza en los servicios básicos de educación, sanidad y salud mental, continúa con los servicios de protección a la infancia y acaba en la Administración de Justicia.