Lo que nunca querría haberte dicho

Opinión | camino gallego

Tú sabes mejor que nadie, Vicente, lo difícil que es escribir cuando la amistad hace que el dolor sea mucho más profundo. Esta nuestra profesión nos endurece ante la adversidad, pero cuando te toca de cerca no sirven los años de oficio y te quedas clavado en el recuerdo.

Son tantos años juntos, casi 29 haciendo este periódico cada día, que es imposible que no se agolpen en la mente mil y un recuerdos de todo tipo.

Si cierro los ojos te veo entrar con Mamen en la redacción de Pablo Flórez una noche, después de ambos hubiérais actuado en el Emperador, porque habíais llegado a León de la mano de esa otra pasión tuya por la música, que compartías con tu mujer y luego también con tu hija. Aquel chico alto, de luengas barbas llegó de visita y se quedó toda la vida en el Diario, que fue su casa.

Lo aprendiste todo de León, te encantaba conocer su geografía, su cultura, sus personajes y te implicaste de tal forma que sin renunciar a tus raíces mañas sentías como propias las Cabezadas o la subida a Valdorria pues no en vano estabas orgulloso de que Natalia hubiera nacido el día de San Froilán.

Va a ser difícil escribir sin tenerte delante, sin esperar que contestes a mis «Vicen», con tu habitual tranquilidad y sosiego, que no hacían creer en esos nervios que te corroían y que han pasado recibo a ese gran corazón que tenías. No es un tópico, aunque a veces nos desesperases y nos costara entender tus respuestas por los pocos decibelios que empleabas al hablar, lo cierto es que en la vida es difícil encontrar un compañero tan amable, educado y comprensivo como tú eras.

Te vamos a echar de menos a la vuelta de vacaciones porque ya no nos traerás los ricos melocotones de tu tierra. Y especialmente cada vez que se organice una cena no nos deleitarás con tu magnífica voz de tenor cantando jotas o canciones leonesas.

Sólo me consuela pensar que ya que no pudiste morir con las botas puestas escribiendo (la aspillera ya no tendrá a nadie detrás) lo hiciste pedaleando, otra de las cosas que tanto te gustaban. Descansa en paz.