Diario de León

gala del emprendedor del cel. una apuesta por la innovación

El montañés que supo reinventarse

Julio Iglesias Cubría recibe el premio al Emprendedor Leonés del CEL y apuesta por «mantener el equilibrio entre el optimismo y el realismo» para crear riqueza.

Emilio Gutiérrez, Julio Iglesias Cubría, Emilio de la Puente, Guillermo García y Mar Sancho, durante la entrega del premio.

Emilio Gutiérrez, Julio Iglesias Cubría, Emilio de la Puente, Guillermo García y Mar Sancho, durante la entrega del premio.

León

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«El fracaso es aprender lo que no debemos hacer la próxima vez». Pero «un negocio empieza siempre por un sueño, y uno no debe dejar de soñar nunca». Eso sí, «debe mantener el equilibrio entre el optimismo y la realidad». Y saber que no siempre que se emprende se acierta. O que es necesario reinventarse. Y que las nuevas tecnologías son «urgentes e imprescindibles».

Un compendio de filosofía empresarial envuelto en poética visión de la trayectoria personal fue lo que ofreció anoche Julio Iglesias Cubría al auditorio que acudió a la Gala del Emprendedor del Círculo Empresarial Leonés (CEL), que concedió al empresario omañés no sólo el primero de estos galardones, sino el nombre de cara al futuro de una distinción que el homenajeado comprometió que en el futuro llevaría el respaldo de «alguna institución bancaria de prestigio».

Con una larga trayectoria profesional y empresarial a sus espaldas y un rompedor negocio en su cartera (www.soloantigüedades.com), Iglesias tuvo ayer sus primeras palabras para los seis millones de parados del país. «En ellos residen las fuentes de la magia emprendedora», dijo antes de solicitar un aplauso para ellos.

En un acto al que acudieron el alcalde de León, Emilio Fernández; el delegado de la Junta de Castilla y León, Guillermo García o la directora general de la Agencia de Desarrollo Económico (ADE) de la Junta de Castilla y León, Mar Sancho, entre otras autoridades, Julio Iglesias repasó sus inicios en su formación como abogado «hijo de comerciantes», que se extendieron a Estados Unidos; su faceta de docente en países europeos y, sobre todo, su «afición a comprar antigüedades».

No fue su primera opción de negocio. «Empezaba a sonar Marbella». Y recorrió el sur en un 600 hasta encontrar «suelo más barato» en Huelva, donde desarrolló un negocio ganadero que no dio la espalda a un turismo que llegaría poco después.

Una aventura que no evitó que la montaña omañesa le atrapase de nuevo. Ante las idas y venidas de la concentración parcelaria, compró más de 2.000 pequeñas fincas «para modernizar el campo con agricultura, ganadería y turismo, para el que compré 30 casas antiguas». Lo hizo en mal momento, el inicio de la crisis detuvo su negocio en este ámbito; pero se volcó en la venta de antigüedades por Internet a todo el mundo. «Siempre hay que buscar otras formas de crear riqueza. En esta compleja coyuntura sólo cabe reinventarse y, otra vez. emprender»

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